Dice Ilich Rauda: «El manejo de lo psicológico en Schweblin y su conciencia respecto del lector siempre serán una carta de presentación de esta narradora, un sello distintivo, de legado y continuidad para la gran literatura argentina»
Ilich Rauda | Médico y poeta
Distancia de rescate (Fever Dreams, título en inglés), producto fílmico derivado de lo literario, nos convoca, en primera instancia, por su calidad de adaptación a leer el libro de Samanta Schweblin antes de acceder a lo audiovisual; en todo caso ambas obras son de grata recomendación y deleite. En segunda instancia nos avoca a una realidad latinoamericana respecto a los agroquímicos de la cual nuestro pequeño país, tuvo al final un desenlace tan apabullante como el de esta novela corta. Cabe añadir que el título resulta más que sugerente en el contexto pandémico del que apenas vemos atisbos de luz, esa distancia de seguridad mínima, esos espacios vitales revalorados y concatenados con la fragilidad de nuestra especie.
El manejo de lo psicológico en Schweblin y su conciencia respecto del lector siempre serán una carta de presentación de esta narradora, un sello distintivo, de legado y continuidad para la gran literatura argentina. Además de temáticas importantes sobre las que ha abundado la crítica y las entrevistas con la autora respecto a la maternidad o las distintas maternidades, lo más sobrecogedor de esta novela de suspenso y que me parece el eje central sobre el que se articulan estas y otras temáticas es un concepto de lo sobrenatural que se indaga dentro de lo sublime, o una aproximación desde un tiempo propio, es decir, casi 50 años entre el siglo XX y el siglo XXI.
Sin denegar de elementos clásicos en la literatura de terror como «la posibilidad de maldad en los niños», elemento que puede siempre traducirse como la proyección del futuro que realizamos como adultos en ellos o la sociedad en general, baste realizar un paralelo fílmico (el remake de Cementerio de mascotas) para ejemplificar esos «niños feos» del imaginario colectivo que aparecen a nivel local y nos presagian en los cambios de siglo o los eclipses «que lo más feo será lo que vendrá», esos viejos temores a la deformidad o la agenesia que aparecen en las primeras páginas de Distancia de rescate y se reiterarán en la sublimación literaria del desastre ecológico como otro elemento de terror más reciente, «la señora de la casa verde» se conjuga en este sentido con su transmigración como símbolo de lo ancestral, elemento tardío o de extrañamiento del ser humano frente a los viejos equilibrios que hoy se desdibujan y asumen como clichés o folclor, a conveniencia o como planificación de las grandes corporaciones de agroquímicos y de la agroindustria.
Otro elemento que abona dialécticamente son las relaciones intergeneracionales de los personajes: los hombres (El marido de Amanda y Omar), las mujeres (Carla y Amada en el libro), y los infantes (David Y Nina) con sus roles de género frente al conflicto, es decir, la no ruptura del padre ausente o muy distante de la crianza (distancia de ausencia o lejanía), la enfermedad o el desastre, un rol indudable de complicidad dentro del orden sistémico que posibilita la crisis, por eso no entienden de la búsqueda desesperada, y no saben o no quieren saber de las soluciones efectuadas y sus consecuencias desde la soledad de las madres y sus angustias, ese antagonismo entre el matriarcado como raíz necesaria y el patriarcado como fijación de orden no armónico o apocalíptico.
La escena de la madre que huye a lo remoto y sabe de la gravedad del hijo mientras el padre se queda a la expectativa y angustia del desastre económico con los peones y el potrillo es clave sin duda en este sentido. Escena que se reiterará para cerrar un ciclo de dos generaciones de infantes, padres y madres, mientras en medio de la narración y su tiempo angustiante estará siempre como elemento de anclaje la casa verde y su «bruja», para recordarnos que al final lo más sobrenatural sobre este planeta, somos nosotros como única especie animal que se autodestruye (en espíritu y materia) con un ímpetu monstruoso.
ILICH RAUDA (El Salvador, 1982). Médico de Familia por la Universidad de El Salvador. Miembro fundador del Círculo de la Rosa Negra y del grupo literario Delira Cigarra. Actualmente es secretario de la Asociación de Médicos Escritores «Alberto Rivas Bonilla». Recibió el Premio único de Cuento Infantil en los XXV Juegos Florales de Usulután (2017). Ha publicado en poesía: Maíz del corazón (Publicaciones Papalotquetzal 2016); y forma parte de las recientes antologías poéticas: Dictadura Vintage (Chifurnia, 2021) y La Paz no se logra con el simple deseo (Chifurnia,2022). En narrativa: Aventuras en los antiguos reinos del misterio (DPI, 2018); y Círculos del sueño (Chifurnia 2022, Colección Ysiacabuche).
Increíble reseña! Me quedé con ganas de más sobre el personaje de la bruja en el libro.