Sin consentimiento

Reseña sobre el libro de Vanessa Springora
Imagen original tomada de www.enrojecerse.com

El consentimiento es un libro duro, pero a la vez liberador; donde la autora describe el infierno vivido con un pedófilo. En este libro descubrimos cómo la pederastia estremece los cimientos de una sociedad que debió proteger a la niñez y la adolescencia y sin embargo no lo hizo


Manuel Vicente Henríquez B. | Comunicador y escritor


Soy papá de dos niñas; una ya entrando a la adolescencia, esa etapa de la vida en que los cambios se suceden vertiginosos y hasta nos rebasan. Una de mis mayores preocupaciones es cómo poder apoyar a mis hijas en esa etapa tan compleja. Y parte de esa complejidad viene con los primeros amores, las hormonas alborotadas, el despertar a un mundo con nuevas posibilidades. Es una etapa magnífica de la vida, pero también puede ser terrible, como queda demostrado en el libro El consentimiento, de la editora francesa Vanessa Springora.

En esta novela, la autora nos narra en primera persona la vida de «V», una chica parisina que a los 13 años conoce a «G», famoso escritor con quien emprenderá un ardoroso romance. El problema es que el artista tiene 36 años más que la protagonista y, como se verá a lo largo de la historia, es abiertamente pederasta.

En El consentimiento descubrimos las estrategias que tienen los pedófilos (y cualquier depredador sexual) para engatusar a jovencitas inexpertas; como arañas, van tendiendo la red sobre su presa de forma sigilosa y sutil, de tal manera que cuando las víctimas vienen a darse cuenta ya no pueden hacer nada por escapar.

El libro, además, plantea la insensibilidad de toda una sociedad. La completa falta de empatía en una época en que la niñez y la adolescencia aún no era considerada sujeta a derechos. Como la misma autora dice, cuando ella sufrió el ataque del pedófilo «hubo un fallo de todas las instituciones». Fallaron los padres, sus familiares, los amigos, vecinos, maestros, médicos y la policía. Ante tal desamparo, no pudo escapar de su victimario. Así, vive una «relación» con el escritor que dura dos años, en los cuales pasará del inicial encantamiento y la entrega al amargo descubrimiento del monstruo con quien vive.

Durante todo ese tiempo «V» vivirá y respirará para complacer todos los deseos de «G», quien astutamente la irá separando de sus amigos, su familia, su entorno, para que ella solo pueda responder a sus requerimientos. Su vida se reducirá a ser y estar para él: «La locura me acecha cuando (…) me comparo con mis compañeros que volverán tranquilamente a casa a escuchar sus discos de (…) Depeche Mode comiéndose un tazón de cereales, mientras que a esa misma hora yo seguiré satisfaciendo el deseo sexual de un hombre más mayor que mi padre», leemos en uno de los pasajes de la novela.

Es así que «G» convierte a la chiquilla en un objeto de puro goce sexual y la atrapa en sus libros, al convertirla en uno de sus personajes. Durante años este escritor utilizó las cartas de Springora como insumos para sus libros en donde defiende abiertamente la pedofilia y el «derecho» que tienen los adultos a disfrutar de los niños: «Una vez que has tenido en tus brazos, besado, acariciado y poseído a un chico de 13 años, a una niña de 15, todo lo demás parece insulso».

Hoy que leemos esto, sabemos que el autor de estas líneas sería, al menos, investigado por apología a la pederastia, pero en ese entonces era otra historia. En la sociedad de los años setenta y ochenta aún resonaba con fuerza el «prohibido prohibir» del Mayo Francés. Fue en esos años que se publicó una carta firmada por intelectuales de la talla de Sartre, Roland Barthes y Guilles Deleuze en la cual se abogaba por el disfrute sexual entre individuos de diferentes edades.

Es en este contexto que Gabriel Matzneff escribe sus libros, divulgando las intimidades que tuvo con Vanessa Springora (y otras tantas chicas), de manera cruda y directa. Matzneff romantizó la pedofilia, describiéndola en sus textos como grandes aventuras románticas con angelicales adolescentes a quienes tuvo el placer de iniciar en los placeres de la carne.

En El consentimiento descubrimos cómo este depredador actuó desde la más completa impunidad, arropado por la élite literaria, mediática y política francesa, en una época en donde se alababa una perversión como si fuese una virtud. El escritor ‒ahora de 83 años y sufriendo cáncer de próstata‒ nunca tuvo empacho en relatar con pelos y señales todos sus encuentros con menores. Lo relevante de todo esto es que finalmente se le puso atención a su comportamiento delictivo, 35 años después.

Habrá quien piense que esto ha llegado demasiado tarde; sin embargo, fue el tiempo necesario para que nuestras sociedades comprendieran que las relaciones entre adultos y menores pueden ser todo, menos relaciones entre iguales. Estos, desde cualquier óptica, son comportamientos perversos y violentos y como tales deben ser penados por la ley. Por de pronto, luego de la publicación de la novela, Matzneff ha sido acusado de promover el abuso sexual de menores y hacer apología a la pedofilia. La editorial que publicaba sus libros decidió dejarlo de hacer y retirar de las estanterías toda su obra, le han quitado las condecoraciones que le había impuesto el Estado francés y el estipendio que recibía.

Claro que todo esto no es suficiente para resarcir el daño que sufrió la autora de la novela, pero es una pequeña retribución. Es una manera de reconocerle todo el calvario padecido a manos de Matzneff y que quedó retratado de manera descarnada en su obra.

El consentimiento es un libro duro, pero a la vez liberador; donde la autora describe el infierno vivido con un pedófilo. En este libro descubrimos cómo la pederastia estremece los cimientos de una sociedad que debió proteger a la niñez y la adolescencia y sin embargo no lo hizo. Pero, a la vez, este libro es una forma de darle voz a las jovencitas y niños que fueron víctimas de este engendro. Ya que no todas las víctimas tuvieron la oportunidad de contar lo sucedido, al menos una sí lo hizo y de manera contundente.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.