La escritora y poeta Aura Guerra Artola nos comparte un fragmento de su obra poética en la cual destacan poemas como Túnel de Luciernagas y Estruendo
CEMENTERiO DE ELEFANTES
«Si la gasta en
comprarse invisibilidad
o se emborracha
antes, ¿a ti qué?»
A.E. Quintero
Las almas de los
olvidados
suben a la ceja de la ciudad,
encuentran refugio
en deshuesaderos de sueños,
van con el peso de la desgracia colgando,
raspan la puerta tres veces con su última moneda,
entran por el dintel del abismo,
se esconden de su propio
ser entre chatarra, botellas y
más botellas
callejones
y bocanadas narcóticas.
Toman
para callar la necedad de existir
pudriéndose entre los huesos.
Chupan con despecho,
la vida ha pasado
y no les llevó a un buen sitio
para morir junto a la noche
para curar con alcohol las
cicatrices perennes
que supuran rencor por la sangre.
La madrugada de aguardiente
brinda por sus difuntos,
los invoca,
les pide un aventón hacia sus mundos
con la ilusión de que,
antes del amanecer,
el rictus mortem
pueda cincelar la sonrisa
que el cuerpo
no ha logrado dibujar.
TÚNEL DE LUCiÉRNAGAS
Los habitantes mastican
las cenizas
de una ciudad marchita
por los desechos del capricho.
El dolor se pudre sobre sus lenguas,
quema,
es horno de asfalto
donde hierve la
juventud soterrada
bajo el rumor de sus sueños.
Los jóvenes rezan las letanías
de sus postreras fuerzas
-su áfono ruego no se escucha en la tierra-
cazan luciérnagas,
buscan un túnel de luz
para escapar
de los escombros
donde calles duermen
cansadas de esperar
una tregua
que las despierte.
LA QUE FALTA
En mi hogar vacío,
las camisas han olvidado mi talla,
polillas carcomen la tela por lástima.
Para deshacer su olvido,
las devoran por partes;
los bagazos caen sobre mis zapatos rojos
y acumulan migajas.
Ya no hay quien los saque a pasear
por el corredor,
ese lugar, ahora árido,
donde el viento levantaba hadas mágicas
cuando el sol iluminaba el polvo.
Las hadas en solemne caída,
se deshacían entre aire perfumado de limonario,
arbusto terco
que aún sigue esperando
esconder a niños entre su follaje.
Yo alguna vez me oculté
en mi anhelo de ser invisible.
Siempre me rondó un
capricho por disiparme,
ahora me ronda
el afán de huir del tiempo
como el que marca
el reloj de mi vieja cocina
y anuncia mis horas ausentes
a las lagartijas.
ESTRUENDO
Para las que no lograron regresar a casa.
Esta noche brama el viento,
la está buscando.
Es toque afligido en la puerta
vuela el silencio de ciudad que duerme
mientras la ausencia rasga el colchón
de una mujer que hace meses
no llega a casa.
Vendavales van
y regresan
vacíos.
Golpean el lomo pegajoso de las calles,
remolinos de polvo y hojarascas
levantan rótulos que revisten avenidas
desde hace tanto tiempo.
Sus facciones empapadas de sol,
se borran,
son paisaje de papel y tinta negra
entre colores de ciudad.
También se borran las sílabas de su nombre
y el grito soterrado bajo brochazos de vidas
que siguen sin ella.
El aire cruza la ciudad apática,
agita una vela frente el altar
de la madre
que no pudo sellar más cruces
en la frente de su hija.
La llamarada, danza de ritual divino,
quiere alborotar el cosmos,
alumbrar el retorno de un milagro pendiente.
BUQUÉ
Él me llenó de ofrendas
de perdón marchito.
Vino con gerberas,
le abrí la puerta.
Trajo lilas, calló preguntas;
regaló lirios ansiosos de reencuentros
y rosas azules marcaron coloridas
la senda hacia mi lecho.
Hiló telarañas de ajenjos,
amordazó mi angustia con claveles,
alegró mi rictus de tristeza
con margaritas
y enterró su culpa bajo gardenias
donde también escondió el sol
para ignorar el amor
fermentado en los resquicios
de mi cintura.
Gladiolos revistieron el hedor de insultos frescos;
sus pétalos, llanto pesaroso sobre el pasto
empaparon las raíces de mis gritos.
Ahora el jardín delata
el perfume contrito de mi muerte.
Aura Guerra Artola es escritora y poeta. Estudió mercadeo y publicidad en la Universidad Thomas More de Managua, Nicaragua. Se tituló de Chef de Partie en GalaStars Culinary en Manila, Filipinas y estudió la carrera de Gastronomía y Alta Cocina en el Instituto Gastronómico de las Américas, La Paz, Bolivia. Egresó del Laboratorio de Novela, Nicaragua, generación 2020-2021. Ha sido parte de antologías digitales e impresas de Nicaragua, México, Chile, Argentina, Colombia y Perú. Se le otorgó mención honorífica en el “Concurso de escritura 2023”, de la sección de Estudios hispánicos de la Universidad de Montreal. Tiene cuatro obras propias: Jack’s Life in the Box (Canadá 2020); Las Dolorosas – Editorial Flor de Mezcal (México 2022); Nefelibata – Colección Ysiacabuche, Editorial La Chifurnia (Honduras 2023) y la Plaquette: Carne cruda entre mis huesos – Periódico Poético (México 2023). Actualmente vive en Alberta, Canadá y es locutora de Radio Poesía y miembro activo del Foothills Writers Association.