Dice el poeta Javier Alas sobre la poesía de Gabriel Otero: «Se expresa con una voz lírica personal, versos limpios y sugerentes que buscan la médula, la esencia de la idea poética, y logran capturarla en la síntesis». Hoy publicamos para El Escarabajo «Sueños de Caín frente al espejo», una muestra poética que ya había salido a la luz en el sitio español Portal de Poesía
1
Caín durmió
después del asesinato
se soñó habitante
de tierras extrañas
se vio labrando desiertos
pletóricos de cadáveres
se imaginó fundando ciudades
con infiernos de plomo
y cielos de hielo
se sintió entraña
del becerro de oro
luego despertó
y su culpa
le hizo reptar eternamente
hacia el destierro.
2
En este valle
construimos la ciudad
creamos símbolos
dioses imaginarios
y uniones perecederas
para elegir la muerte
coronamos con laureles
a los herejes
nos creímos redimidos
por el aire respirado
y entonces
irrigamos la tierra
con la sangre
del hermano.
3
Esta tierra
es de nadie
de ninguno
cabe
como terrón
en la cuenca
de los ojos
esta tierra
no es
talismán
ni futuro
esta tierra
sólo
es polvo
que enturbia
el mirar.
4
Y después
de tantos años
descubrimos la república
y encendimos fuegos artificiales
el odio era el perdón
y el júbilo nuestra embriaguez
amanecimos con una resaca
de los siglos por los siglos
desde ese día
vagamos por las plazas
visitamos las ruinas
del sepulcro de Abel
extrañamos los cerros
los cuarteles
y aquella maravillosa
purga cotidiana
de la guerra.
5
Salve rey estado salve
tú que nos diste la paz
tú que erradicaste
nuestro afán de exterminio
tú que dicen reinarás
en el valle
por los siglos de los siglos.
6
Caín
patrono de nuestra fe
escúchanos
padre nuestro
que vives en esta tierra
que la hipocresía
nos sustente
que nos guíe
la venganza
que seamos
siempre
tu exquisita
estirpe.
7
Te creíste patria
la bienaventurada del mundo
decías usar el cielo
por sombrero
te enorgullecían
el monótono chisporrotear
de tus yunques
y las orgías sangrientas
en tus campiñas perpetuas
patria no te sonrojes
no eres exacta
como cantó el poeta
eres el odio
inconfesable
que cada uno de tus hijos
lleva adentro.
8
En este infierno
sacrificamos a los corderos
y no hay redención posible
para nuestra maldita sangre
somos seres esculpidos
por muñones leprosos
tenemos hambre de infamias
y la rabia nos consume.
9
Arrodíllense
en nombre de la paz
quien cometa la osadía
de levantar la cabeza
será decapitado
como antaño
y no sólo eso
su cerebro se asoleará
en la plaza cívica
para que la gente
le escupa
y por supuesto
escarmiente.
10
Queda erradicada
el hambre por decreto
queda proscrita la existencia
de las usuales lacras de la sociedad
y el buen decoro
niños lombricientos o descalzos
madres solteras ganosas de ser madres
maricones pasivos o activos
borrachos sociales o consuetudinarios
ninfómanas de convicción
swingers por aburrimiento
pobres destinados a ser pobres
curas pensantes o piadosos
y cualquier oficio y profesión
de índole delictivo o libertario.
11
Necesité
poseer tus secretos
quise
oler tu esencia
y me marearon
los hedores
de sangre y mierda
¿cuánto tiempo
habré de esperar
para no palpitarte?
¿cuánta gente
todavía se esconderá
los días enteros
en los espejos?
Leer «La desmemoria es terrible», entrevista a Gabriel Otero.
Gabriel Otero (El Salvador, 1965). Escritor, administrador y promotor cultural salvadoreño residente en México. Licenciado en literatura latinoamericana, fundó hace treinta años el sumplemento cultural «Tres Mil», Diario Co-Latino; fue director de Publicaciones e Impresos en 1992, entre otros cargos de relevancia. Ha publicado poemas, crónicas y columnas en revistas y periódicos de México y Centroamérica. Entre su obra poética publicada podemos mencionar: Remanso de las piedras (1993) y Entre el aire y tu piel (1994). Actualmente es columnista de varios medios y es jefe de Programas Culturales del Bosque de Chapultepec y Coordinador del Festival del Bosque, evento que reúne a diez de los museos y centros culturales más importantes de México.