El Premio Nobel de Literatura es de los más esperados, por el alcance, la resonancia e incluso el morbo que genera. ¿Es infalible la Academia sueca? Acá algunas de sus polémicas
Finalmente supimos quién es el nuevo Premio Nobel de Literatura de este año. El máximo galardón de las letras mundiales recayó en Jon Fosse, autor noruego, católico y alcohólico recuperado, quien es prácticamente un desconocido, al menos en América Latina.
Hay que destacar que, en esta ocasión, las casas de apuestas acertaron en sus pronósticos, pues en algunas listas, el noruego aparecía en tercer lugar de los posibles ganadores y, en otras, en primero. Ya sabemos que en los últimos años la Academia Sueca nos sorprendía eligiendo escritores que nada tenían que ver con las quinielas, pero hoy fue la excepción. Y esta, entre otras, es una de las particularidades de una institución que no se ha visto exenta de polémicas a lo largo de sus 122 años de existencia.
Recordemos que el Premio Nobel es un reconocimiento que se otorga anualmente en distintas categorías, en agradecimiento a personas e instituciones que han hecho contribuciones destacadas en los campos de la física, la química, la medicina, la literatura, la paz y la economía. Estos premios llevan el nombre de Alfred Nobel, quien fuera un científico, inventor y empresario sueco, que estableció los premios en su testamento.
Así, el Premio Nobel de Literatura es de los más esperados, por el alcance, la resonancia e incluso el morbo que genera. De estos premios, seis escritores latinoamericanos han tenido la distinción de haber recibido el galardón, siendo la chilena Gabriela Mistral la primera latinoamericana en ganarlo, en 1945, y el último, el peruano Mario Vargas Llosa, en 2010. Tan solo una mujer ha sido la latinoamericana acreedora del Nobel, frente a cinco hombres.
De todos los galardonados desde 1901 solo 17 han sido mujeres, el resto hombres. Esto también le ha valido críticas a la Academia Sueca por no reconocer a un mayor número de mujeres que han generado tan buena literatura como sus pares masculinos. La primera mujer premiada fue la sueca Selma Lagerlöf, en 1909 y la última, la francesa Annie Ernaux, en 2022.
Otros datos a tener en cuenta del Premio son que en 1917 y 1966 el Nobel de Literatura fue compartido. El primero fue para los daneses Karl Gjellerup y Henrik Pontopiddan. Y el segundo fue compartido entre Alemania e Israel, con los escritores Nelly Sachs y Shmuel Agnon, respectivamente. Del mismo modo, en dos ocasiones el galardón fue anunciado pero no entregado; el primero fue al escritor ruso Boris Pasternak, quien fuera coaccionado por la autoridades soviéticas de aquel entonces para rechazarlo y el segundo fue el del escritor y filósofo francés Jean Paul Sartre, el cual se negó a recibirlo motu proprio, porque no quería que limitara el impacto de su escritura. Así mismo, el escritor más joven en recibirlo fue el inglés Rudyard Kipling, quien contaba con 41 años y la de mayor edad fue, la también inglesa, Doris Lessing, con 88 años.
Entre las polémicas en que se ha visto envuelta la Academia Sueca encontramos las relacionadas a la selección de unos autores que, según la crítica literaria, los periodistas culturales y los lectores mismos, no eran merecedores del reputado galardón. Ejemplos de ello son el dramaturgo italiano Darío Fo, ganador en 1997, a quien se le criticara la falta de profundidad y seriedad de su obra; además, se le achacó ser más un activista que un literato, debido a que utilizaba el teatro como plataforma para promover su agenda política.
En la misma vía encontramos las críticas que se le hicieran a la entrega del premio 2004, para la austriaca Elfriede Jelinek. Se le criticó que su obra no tenía la calidad suficiente como para ser acreedora del Nobel, puesto que en ella solo se encontraba contenido explícito y perturbador, con el único interés de buscar el escándalo o generar morbo.
Pero no fue hasta el año 2016 en que la Academia Sueca estuvo en el ojo del huracán, al entregar el Nobel de Literatura al cantante norteamericano Bob Dylan. A la Academia se le acusó de cometer una grave falta a la tradición literaria del galardón puesto que Dylan es un cantautor, por lo que se cuestionaba si su obra podía ser calificada como literatura. Además, al entregarle al cantante el premio, se excluyó a autores que eran fuertes aspirantes a ganarlo, como por ejemplo el japonés Haruki Murakami, el “eterno candidato” que forma ya parte de otro selecto grupo de escritores que no lo recibió, entre los cuales vale la pena destacar a Marcel Proust, Franz Kafka, Stefan Zweig o Jorge Luis Borges.
Pero si esto no fuera suficiente, en el año 2018, la Academia sueca vivió el que quizá haya sido su mayor escándalo, cuando Jean-Claude Arnault, una destacada figura cultural en Suecia -y esposo de una sobresaliente poetisa miembro de la Academia- fuera acusado de abuso sexual por varias mujeres.
Además de esas acusaciones, también se descubrió que Arnault había filtrado información sobre ganadores pasados del premio, lo que infringe las estrictas normas de confidencialidad de la Academia. Estos acontecimientos desencadenaron una severa crisis interna en la institución y llevaron a la renuncia de varios miembros, incluyendo la secretaria permanente, Sara Danius. Como resultado de la polémica, la Academia Sueca decidió no otorgar el Nobel de Literatura en 2018 y lo pospuso para el 2019.
Como se ve, el Premio Nobel de Literatura, en distintos momentos de su historia, ha navegado por aguas turbulentas. Hay quienes piensan que paulatinamente ha ido perdiendo el prestigio de antaño. Por mi parte, creo que en los últimos diez años solo dos autoras han demostrado su enorme calidad literaria y creo que quedarán para la posteridad con obras que, pasado el tiempo, serán catalogadas como clásicas y me refiero a la cuentista canadiense Alice Munro y a la bielorrusa Svetlana Aleksiévich; después de ellas, no hay mucho más que rescatar. Sin embargo, quisiera resaltar dos fortalezas de este premio: La primera es que acerca al gran público lector a autores de los cuales no teníamos noticias, como el caso de Jon Fosse; ya el tiempo dirá si es un escritor con mayúsculas. Y la segunda es que siguen haciendo una enorme labor de difusión cultural, y esto es invaluable, porque como dijera en su discurso de aceptación el turco Orham Pamuk, ganador del Nobel en el 2006, al hablar del significado de la literatura: “Es el resultado de lo que un ser humano crea cuando, encerrado en su despacho y sentado ante una mesa o en un rincón, se expresa por medio del papel y la pluma”. Enhorabuena al Premio Nobel de Literatura, por preservar el legado literario de la humanidad.