Martha Elena Hoyos, artista colombiana, poeta, cantautora, gestora cultural y, sobre todo, creadora de Mayra, el personaje con el que recibió la Pluma de Madera, máximo galardón del festival internacional de caricatura Calicomix. ¿Qué hace tan especial a Mayra? Hoy publicamos la actualización de la entrevista que apareció en La Crónica del Quindío.
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¿Quién es Mayra?
Mayra es un soplo de la creatividad. Una hija de la inspiración creadora, una mensajera de los arquetipos de las diosas. Mediadora de mundos. Un trazo vivo que siente, piensa, observa, canaliza, habla, convoca, moviliza…
¿De dónde surgió y por qué?
Mayra surgió en 1996, cuando me encontraba preparando las artes para la primera Agenda Mujer Colombia. Sentí que a la publicación le caería muy bien un personaje que fuera como una compañía constante que le sumara identidad a la agenda, que se acercara a los propósitos de expansión humana de la publicación y que tuviera empatía con las lectoras y los lectores. Para aquella edición me di a la tarea de pintar versiones de varias diosas de la mitología antigua y siento que ellas fueron los canales de inspiración para Mayra.
Son 26 años de camino recorrido, ¿qué experiencias puede resaltar de este andar?
Mayra ha sido una compañera de viaje en las distintas facetas de mi vida como artista, las dos nos inspiramos coplas de ida y vuelta, frases que se han vuelto canciones, consignas que se han vuelto versos, manifiestos que se han vuelto campañas por la vida, la no violencia, el respeto al territorio, el amor a la madre tierra, escucharla, dejarse abrazar por ella y abrazarla.
Mayra me ha acompañado en las tareas de investigación de cantos ancestrales a muchas comunidades, en las embajadas culturales que he realizado representando mi país; y siento que ella actúa como una especie de pasaporte al corazón.
Cuando me preguntan por las vivencias que he tenido con Mayra siempre digo que la más contundente es sentir como un personaje va consolidando una voz, una forma de decir, y cómo esa misma voz me emplaza y direcciona, y casi que dicta lo que a ella le corresponde expresar. Otra es, cómo solo con dos punticos como ojos y una línea como boca, se pueden lograr tantas y tan diversas expresiones del rostro, del alma. Mayra no tiene nariz, ¡pero sí creo que tiene mucho olfato!
Por todo esto diría que Mayra ha pasado de ser una caricatura, a ser una criatura. Una criatura con propósito.
También me gusta comprobar en cada exposición, que su desnudez siempre causa simpatía, nunca rechazo o alguna referencia morbosa. La gente percibe con naturalidad la desnudez de Mayra como una manera de honrar el cuerpo, que es nuestra casa-nave y también el portador de nuestro espíritu. Y esa fue la intención de su desnudez.
Me honra que ella pertenezca al grupo itinerante de mujeres caricaturistas del mundo, exposición que la ha llevado a ciudades de Estados Unidos, Europa, Oriente, y también es una alegría que Mayra haya recibido la Pluma de Madera, máximo galardón de Calicomix.
Es «mayravilloso» que cuando la gente la ve en una página que abrió en Agenda Mujer, o tome al azar una de sus tarjetas, diga: «Esto es justo lo que necesitaba leer».
Y algo que quiero resaltar, es que haya sido elegida como tema de tesis de grado de Español y Literatura de la Universidad del Quindío, por parte de Angélica María Sabogal, alumna de dicho programa, donde Mayra es advertida en esta tesis como un personaje de humor poético, algo que me conmueve mucho porque siento que la poesía va íntimamente a su figura, a su sentir, a su forma de decir las cosas, a su manera de acercarse al lector tanto en lo aparentemente externo, como a su profunda sensibilidad y espiritualidad.
Siento que Mayra está hecha para impulsarnos a sentir, pensar, también reír y sonreír; para llevarnos a volcar la mirada al ser interior sin discursos pesados, algo que por demás nos está llamando de manera intensa en este tiempo, ante las confrontaciones con nuestra finitud. Para qué realmente estamos aquí en esta dimensión, a qué vinimos, es sin duda una pregunta que retorna. Y por supuesto, la vida en su fugacidad nos dice, ama y valora lo que tienes, siembra, levanta los ojos al cielo, emplea tu imaginación.
Este año de confinamiento, en donde he revisado tantos archivos de Mayra, me parecía como si muchos de sus frases hubieran sido escritos para estos tiempos.
Una cosa más que he observado a lo largo de los años con Mayra, en las exposciones, ferias y talleres, es que le guste tanto a las mujeres tanto como a los hombres, a la gente joven y a las niñas y a los niños.
¿Por qué acercarnos a Mayra?
Porque ella es un masaje para nuestro corazón. Porque Mayra hace parte de los anhelos libertarios del ser humano, porque es una manera de dialogar con esa parte de nosotros mismos que aspira al vuelo, al poema, al encuentro con lo íntimo de su ser. Y aunque es para todos, para las mujeres en particular trae revelaciones muy movilizadoras.
Hablemos un poco de la creadora, ¿qué está haciendo ahora, qué tiene proyectado y qué significa para usted el personaje?
Mi vida está siempre rodeada de proyectos, por la misma condición de artista integral que me signa, y que vivo en especial gratitud con la vida: el canto, la poesía, la gestión cultural, la producción de eventos. En este momento estoy escribiendo un par de poemarios, preparo una edición de coplas y un libro sobre mis investigaciones sonoras en América Latina. Y por lo general estoy escribiendo canciones, musicalizando poesía. Estar en casa mucho más en este último año ha significado un tiempo de ordenamiento de muchas ideas, de más contacto con la naturaleza que rodea el sitio donde vivo, de mucha interiorización, silencio vital para seguir creando.