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Alfonso Fajardo

EL ODIO DEL CAUDILLO


El caudillo mira el espejo
          y piensa
que a su imagen y semejanza fue hecho Dios
            y así
con el espejo de frente y de espalda a la historia
cree que las tanquetas y los fusiles pueden derrotar algas y virus
           que una finca o una discoteca puede medir veinte mil kilómetros cuadrados
          y que su oscuro trino es la solución al endémico dolor de los pobres

          Y cuando alguien alza la voz
el odio del caudillo se hace sentir en los verdes pastizales nacidos de la sangre
¡Ah pobre de aquel que se atreva a contradecir al salvador de las almas!
¡Pobre de aquél que asome su rostro de las aguas pestilentes del silencio!
Pobres gusanos pues sobre ellos caerán los rayos del escarnio
            las sombras de un joven sol
y los fríos mármoles de los adioses y las risas

La historia y la vida empiezan y terminan con él
salvador de pecadores pastor de ovejas titiritero de espantapájaros domador de focas
           bestiario eterno
que se renueva en todas las generaciones a pesar de las huellas
En un mundo de blancos y negros él tiene la luz celestial de la verdad
            a su lado hay vida
pero si lo cuestionas estarás al lado de la muerte y la ignominia

Antes y después de él nadie y nadie es su negro destino
           Rey de la nada
en planicies de fermentos y reverberaciones pone sus huevos de sombras
Habla con Dios e intercede ante él en nombre del pueblo
           marioneta divina
que soporta el manoseo de los grandes ventrílocuos del mercado

           Entiende
pequeño sátrapa que pasas las horas drogado frente al teléfono celular
no eres el salvador sino el castigo no eres el camino sino el abismo
la sombra y no la luz el fin de la esperanza y más oscuridad al final del túnel
           eres
la continuidad de la podredumbre la corona de la corrupción el ajedrez de la noche
           eres
la bazofia de los colores y de las ideologías el bagazo de lo putrefacto el excremento de la bestia
            eres el virus mismo
       que a fuerza de hartazgo
se coló en los poros del cansancio



BICENTENENARIO


Luce mil novecientos treinta y dos y sus sogas colgando de los árboles
Luce ochenta mil sombras que se elevan sobre tus hombros de terrorista infantil
           Luce
luce la brillantez de la podredumbre de tu ceguera

Luce un país dentro de otro país dentro de otro oh rey de la nada
            tus homólogos
con lágrimas tatuadas en los  los párpados también son presidentes de sus propios infiernos

            Luce
luce un paraíso que solo en tu brumosa mente existe ah becerro de oro y bronce
Luce el hambre como el más grande de los espejos de tus juegos terribles
Luce las tanquetas en las calles por donde la sangre se filtró
Luce el fusil ahí donde los muertos edificaron el estridente silencio de la esperanza
            Luce
luce el verde olivo oh desmemoriado niño que aún defeca en sus pantalones
luce ejército de hombres y mujeres uniformados con emes y eses que piden perdón a sus madres      
(por su vida loca  
            lúcelos
no escondas el polvo negro de la historia bajo las alfombras rojas del olvido
           Pero no me pidas que luzca mi bandera
porque mi bandera no fue la azul y blanco sino la blanca del hambre
           esa escondida por treinta años
Mi bandera se siembra en una montaña de huesos como sueños
          Mi bandera es el dolor
y en ella solo hay lugar para lucir la sangre y el horror


***

Alfonso Fajardo (20 de marzo de 1975), miembro fundador del Taller Literario TALEGA en 1993, una de las agrupaciones literarias más importantes de la década de los noventa y principios del nuevo siglo. Tiene más de una docena de premios nacionales; además, tiene el título de Gran Maestre, rama Poesía (2000), otorgado por la extinta CONCULTURA, hoy Ministerio de Cultura, por haber obtenido tres primeros lugares nacionales en poesía. Además, tiene los premios internacionales: LXV Premio Hispanoamericano de Poesía, Juegos Florales de la ciudad de Quetzaltenango, Guatemala (2002); y Mención de Honor en el Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán, rama poesía (2005). Tiene publicados los libros Novísima antología (Mazatli, 1999); La danza de los días (Editorial Lis, 2001); Los fusibles fosforescentes (Editorial Cultura, Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, 2002), Dirección de Publicaciones e Impresos, 2013); Negro (Laberinto Editorial, 2014); y A cada quien su infierno (Índole Editores, 2016). Fue seleccionador del libro Lunáticos, poetas noventeros de la posguerra que recoge a la generación de poetas jóvenes de los años noventa (Índole Editores, 2012). Por otra parte, aparece en varias antologías, tanto nacionales como internacionales, entre ellas: Alba de Otro Milenio, antología de poetas jóvenes de El Salvador, compilado por Ricardo Lindo (CONCULTURA, 2000); antología de los ganadores de los Juegos Florales de Quetzaltenango (Editorial Cultura, Guatemala, 2002); Memoria del Festival Internacional de Poesía de Medellín, 2003; Trilces trópicos, poesía emergente en Nicaragua y El Salvador (Editorial La Garúa, Barcelona, España, 2006); Cruce de poesía, Nicaragua-El Salvador (Editorial 400 Elefantes, Nicaragua, 2006); Segundo índice de la poesía salvadoreña (Vladimir Amaya, compilador, Índole Editores-Kalina, 2014); y en otras antologías  latinoamericanas e hispanoamericanas, como Chamote, Argentina (2015); Revista Gramma, muestra de poesía latinoamericana contemporánea, Argentina (2015); Voces de América Latina (New York, 2017), y otras. Ha participado en varios festivales internacionales de poesía como el Festival Internacional de Poesía de Medellín, el Festival Internacional de Poesía de Granada y otros. Además, es columnista, abogado, con Maestría en Derecho de Empresa, y Árbitro en Derecho nombrado por la Cámara de Comercio e Industria.


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