Compartimos seis microcuentos inéditos de Homero Carvalho Oliva, escritor boliviano. Aunque breves las historias, caben la gloria y la tragedia del ser humano y sus dioses, no importa si vivieron o murieron en Los Andes o en el Olimpo, la humanidad se manifiesta en estos cuentos
Homero Carvalho Oliva | Poeta y escritor boliviano
La venganza de Los Andes
Preocupadas por el inminente olvido de los seres humanos, que habitan el altiplano de la cordillera andina, las malignas deidades andinas, cuyas historias de maldades habían sido reemplazadas por las de seres sobrenaturales venidos de más allá de sus montañas y del lago/mar interior, decidieron vengarse de ellos. Reunidos en la cumbre del Sajama, el Tío tomó la palabra: «En las ciudades ya nadie habla de nosotros y en el campo nuestras leyendas van desapareciendo, día a día, con la invasión de la televisión y la colonización del internet, los niños y niñas prefieren a esos engendros apócrifos que a nosotros. Se olvidan que, por un vampiro forastero, nosotros tenemos un anchanchu; por una sirena, una mekhala; nosotros somos más auténticos y perversos que esas imitaciones», todos quedaron en silencio hasta que una China Supay preguntó: «¿Acaso ellos tienen un Khari-Khari?, un demonio comemanteca humana». Todos movieron la cabeza negativamente. La sabia Ñatita, la más vieja calavera de los chullpares, recomendó: «Tenemos que confundirnos en el interior de cada uno de los seres humanos, para revelar desde sus entrañas sus peores instintos infernales, mostrarles que ellos, los humanos, son los verdaderos monstruos y cuando se descubran recordarán nuestros nombres malditos intentando justificar sus diabólicas acciones».
Remedio casero
Los chamanes del bajo Izozog, la tierra de Sombra grande, capitán guaraní, estaban ya cansados de practicar los rituales tradicionales para que el jaguar azul vomitara a la Luna que se comió hacía tres días, porque mientras Selene no retornara al cielo la noche no volvería al cosmos. Ya habían hecho todo lo que había qué hacer en estos casos: conjuros, encantamientos, sacrificios de animales, ofrendas al jaguar y nada, el sol no se movía del centro de la bóveda celeste y el pueblo necesitaba descansar, dormir y soñar. Estaban agotados. Una niña de ocho años que los había estado observando, cobró valor y se acercó a los temibles brujos de todas las comunidades del Gran Chaco y, mirando el suelo, mientras, con el dedo gordo de su pequeño pie izquierdo hacía un círculo en la arena, les aconsejó: «Cuando me duele mi pancita porque tengo algo atorado en el estómago, mi Jarýi, mi abuelita, toma un puñadito de la corteza seca de la Guiraita, la muele, la hace hervir, espera que enfríe y me la da de beber, eso me produce vómitos y diarrea y luego quedo sanita. Creo que eso deben darle al Jaguar y así tendremos Luna y noche nuevamente.»
El mar
Ulises nació entre las montañas, el único mar que conoció de niño y adolescente fue el lago Titicaca y las nubes fueron barcos que navegaban el océano del cielo. Aprendió, en la escuela, que la ausencia del mar era una religión y que los profesores de historia eran los sacerdotes del culto; la reivindicación marítima era un dogma de fe y para Ulises el que no creía en la reivindicación marítima era un hereje. Un día, cuando ya estaba casado, decidió ir con su familia a buscar el mar de su nostalgia, al pisar la húmeda playa de arena dorada sintió que el mar interior le salía por sus ojos y, desde entonces, sabe que el ausente es él, que la mar oceánica siempre estará ahí.
¿Quién le cortó el cuello al cisne?
El todopoderoso Zeus se convirtió en el más hermoso cisne del Olimpo para seducir a la hermosa Leda. El dios se le presentó mientras la reina de Esparta caminaba por la orilla de un río, más allá reposaba un poeta esperando que pase la soberana para que su belleza encante sus versos e inspire los más sublimes poemas, al ver a la divina ave molestando a su musa, se acercó sigilosamente y le cortó el cuello.
La verdadera versión
Medusa, no perdonó nunca que Perseo la haya enamorado para luego abandonarla como lo habían hecho ya otros pretendientes. «Todos los hombres son serpientes traidoras», se dijo y decidió darle una lección al infiel; invitó al famoso héroe a su cama, sabía que el único pecado que no perdonaban los dioses era que un mortal rechace tal invitación y desaire a una mujer; entre las sábanas lo convirtió en réptil y lo condenó a vivir en su cabeza.
La conquista de México
Han pasado varios días desde la caída de Tenochtitlán, el conquistador, a quien los aztecas confundieron con el dios Quetzalcóatl, escucha el informe que el cronista real está escribiendo para enviar al emperador Carlos V: «Muy poderoso señor, Tenochtitlán era una ciudad maravillosa fundada sobre una laguna salada, tan grande como las ciudades de Sevilla y Córdoba; la ciudad poseía escuelas, hospitales y jardines increíbles; calles anchas, algunas mitad tierra y agua, por las que navegaban canoas; con puentes amplios por los que pasaban diez caballos. Además, de muchas plazas, una tan colosal como dos veces la ciudad de Salamanca; también poseía inmensos mercados donde circulaban arriba de sesenta mil ánimas y allí se podía encontrar todos los géneros de mercaderías, joyas de oro y plata y de muchos otros metales; amén de piedras preciosas, caracolas y plumas inimaginables de todos los linajes de aves; a más de variedad de animales que hay en la tierra ¡Qué decir de materiales para construir viviendas!»
El vencedor de Tenochtitlán interrumpe al cronista y le ordena que borre todo lo escrito, que simplemente informe que los aztecas eran salvajes que no tenían alma y que su capital, con templos a sus dioses paganos, había sido arrasada para gloria de Dios y de su majestad.
HOMERO CARVALHO OLIVA (Bolivia, 1957). Escritor y poeta, ha obtenido varios premios de cuento, poesía y novela a nivel nacional e internacional. Su obra literaria ha sido publicada en otros países por prestigiosas editoriales y traducida a varios idiomas; poemas, cuentos y microficciones suyas están incluidos en más de cincuenta antologías internacionales, además de revistas y suplementos literarios por todo el mundo. Es autor de antologías de poesía boliviana, de cuentos y microcuentos internacionales publicadas en varios países.
Muy buenos y variados gracias por compartir
Es una obra maravillosa. Un talento que no tiene límites, amplios horizontes están impregnados en su musa. Te admiro y te quiero mucho poeta Homero. Te deseo mucha felucidad y que tus escritos recoran el mundo por tu arte, tu amor, sapiencia y valor!
Besos desde Estados Unidos de América.
Deliciosos microrrelatos. Me han trasladado a los misterios y leyendas de los Andes como aucursal del Olimpo insertando sus dioses con nuestras realidades. Innovadores micros.
Leer a Homero es una delicia literaria, un festín breve pero sabroso. La vena latinoamericana de un escritor boliviano nos pone al nivel de otras manifestaciones literarias de allende los mares que vieron a L.A. con admiración y exotismo.