Este es un homenaje a la memoria de Juan Carlos Rivas, periodista, artista plástico y escritor salvadoreño, fallecido el 20 de noviembre de 2022. Con esta selección poética de la obra de Juan Carlos, Rainier Alfaro, recuerda la palabra que queda, la que sigue luminosa
Juan Carlos Rivas | Artista plástico, escritor y periodista
La poesía, muchas veces, «es un arma cargada de futuro», en este contexto es dónde la palabra de Juan Carlos Rivas trae a colación con desenfado y con gran acierto la realidad inmediata que viven y sangran los salvadoreños de a pie, aunque muchas veces es tan normal y natural vivir y sufrir; así que no nos damos cuenta y tampoco nos damos por aludidos. Rivas bien a sabido retratar ese dolor y evidenciarlo en su obra poética, en su obra pictórica y en los muchos ensayos y artículos que escribió a lo largo de todos sus años de vivir para el arte y la cultura nacional, su paciente empeño y su valiente espera no deben olvidarse; nos conocimos hace muchos años, él fue el primer periodista cultural que creyó en la labor del incipiente Taller de Letras Gavidia (TALEGA), allá en los 90 y nos dio su voto de confianza con un artículo de su autoría publicado, habló de un grupo de jóvenes que querían escribir poesía, su gran conocimiento de la cultura nacional solo era comparable por la pasión por el arte, sobre todo por el arte de vivir. Un abrazo grande, maestro, hasta la luz.
Rainier Alfaro
LOS VERDUGOS DE TURNO
Después de años y años de injusticias,
de violaciones y niñas violadas,
de ingratitudes y exclusiones,
de señalamientos en falso por el origen o el color de la piel;
ahora el dictador de turno
embadurna con mierda todos los tratados de paz
para imponer su ley y su doctrina celeste.
En sus burlescos discursos
también embadurna con mierda los evangelios
—aunque ya no es viable eso de poner la otra mejilla—
cuando toda la vida la hemos puesto…
Y la vida sigue,
soportándose. Llorando, padeciendo.
Salvando los escombros,
los precipicios,
los descréditos.
En una tierra ultrajada por los tiranos
—que son las más sucias de las bestias—
el dolor nos rompe los ojos;
nos llena de esporas el alma,
se roba nuestros hijos,
nuestros sueños fracasan
mientras el opresor almuerza langostas con sus manos sucias
y se burla del mártir que ofrendó su vida por los demás.
Y en ese silencio abierto; cruel y maligno,
ya no podemos seguir callando
pues es nuestra piel la que grita,
nuestras lágrimas las que se secan,
nuestro derecho el que se suplanta.
Ninguno de nosotros puede seguir encubriendo más,
sobre todo porque nuestra voz es metal;
vibrante y justa,
temblorosa y valiente,
muda y sin embargo escrita por los siglos.
Voz hecha con tinta y rabia.
Forjada por el látigo y el desprecio
que es como decir la vida, en este lado olvidado del mundo
donde nos compran la dignidad con un bono de 300 monedas.
Porque el dolor somos todos.
Y tanta ebriedad es producto de la confianza.
Sin embargo entre tanta tristeza
debemos ser capaces de entender;
que solo el valor (y el amor)
pueden combatir las injusticias y eliminar su miseria.
Su terror, su mentira,
su prepotencia.
Alzando la voz como el mártir o entregando la vida como el poeta
en el campo de batalla contra las desilusiones.
Porque todos somos un verso
y escribir la poesía del mundo;
es disparar contra la muerte.
TODA REPRESIÓN ES SINÓNIMO DE MIEDO (I)
Las macanas de la policía se abren paso
entre los manifestantes. Y los manifestantes son
un maestro; una enfermera,
un veterano de guerra sin un brazo,
un anciano con síntomas de desnutrición…
Las macanas de la policía arremeten contra los altoparlantes
que solo piden lo justo y lo correcto;
pero su voz voz se pierde en los pasillos del Congreso
que a estas horas yace invadido por marionetas y podredumbre.
Los dictadores sufren la amenaza de perder el control
del jardín del Edén;
y recurren a la represión para frenar el descontento.
En las calles, las macanas de la policía
se abren paso insultando a los hermanos;
apaleando a mujeres y viejos,
a vendedoras de fruta,
a niños que obligan a construir su futuro con promesas negras.
Las macanas de la policía
nos tratan como cucarachas
porque ahora la Constitución;
ha sido reformada para otorgarle más derecho al gas pimienta.
Las macanas de la policía se abren paso entre los manifestantes
y se ocultan;
el día que celebramos la paz frente a la prensa extranjera.
ESTA TIERRA
¿Qué es un país sin bandera?
¿Una región sin nombre?
¿Un artista sin patria?
Así me nace este llanto de vidrios rotos;
de labios ensangrentados,
de ojos sin voz
que miran a través del polvo.
Esqueletos de pájaros cantan
el mismo adiós y el mismo desconsuelo;
nos maldicen todas las mañanas
desde el púlpito de la muerte,
allá donde el sol llora
una noche sin nombre.
Esta tierra viene germinado un dolor profundo
que brota como flores de un árbol de espinas,
la mano que nos tiende el señor feudal
que solo es un verdugo sin gloria.
El eco se cuela como el viento
en lo más profundo de nuestras raíces
hasta estrellarse en una pared
que muestra los agujeros de balas antiguas.
Es entonces cuando la sangre me hierve
en un conjuro de sombras;
en ecos disfrazados de golondrinas negras
que se posan sobre mis libros.
Mis libros de historia que hablan
sobre distintas clases de amor, sobre todo,
aquellos amores truncados por el destino.
¿Qué es un artista sin patria?
Qué es un poeta sin patria sino un volcán
a punto de estallar y quemarlo todo…
De: Poemas para reducir una ciudad a escombros
Rivas, Juan Carlos.
JUAN CARLOS RIVAS. Escritor, periodista, artista plástico. Se dio a conocer luego de ganar el 1er Lugar en el Certamen de Poesía Wang Generación Noventa, coordinado por el Ministerio de Educación de El Salvador. Un año antes obtiene el Segundo Lugar en el certamen de poesía juvenil en los Juegos Florales de Nueva San Salvador y Mención de Honor en la rama de Poesía en los Juegos Florales de Sonsonate. Ingresa como redactor en la revista dominical del periódico La Prensa Gráfica y posteriormente como periodista en la revista dominical de El Diario de Hoy (ambos en la capital salvadoreña). Escribió poesía, literatura infantil y cuentos cortos. Fungió como director de Difusión Cultural en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, donde coordinó el departamento de prensa. En 2005 trabajó como periodista investigativo para la Revista Vértice de El Diario de Hoy, considerada hasta ahora un referente en la investigación periodística salvadoreña. Además de columnista de la misma. Ese año obtuvo el Premio Unicef de Prensa Escrita. Ese mismo año fue invitado como participante en el 4° Festival Internacional de Poesía de El Salvador además de poeta Invitado; en el Día Iberoamericano del Idioma, coordinado por la Municipalidad de Tegucigalpa, Honduras. Posteriormente trabajó como guionista de televisión. Realizó estudios de Periodismo, Antropología, Teatro, Diseño y Artes Plásticas. Publicó la plaquette: «Poemas para leer sin ojos».
Entre su obra inédita se encuentra: El lamento de los olivos (poesía); El árbol de las palabras (microrelatos); Relatos de un valle encantado (narrativa); El secreto de Aurora (microrelatos parte II). Falleció el 20 de noviembre de 2022.