Diálogo con el Sol, «Padre del Mundo» Migrante

Diálogo con el Sol, “Padre del Mundo” Migrante

Un relato náhuat de El Salvador plantea un problema crucial para la política contemporánea. Se trata del derecho de emigrar y de cruzar fronteras a semejanza del Astro Supremo 

Rafael Lara-Martínez
Universidad del Ex-Silio Terrenal
Desde Comala siempre…
rafael.af.laramartinez@gmail.com

A los niños migrantes, con igual derecho de viajar que el Sol,
ya que las fronteras de su patria las dibuja ese mismo Astro con su Luz…

La siguiente traducción de un relato náhuat de El Salvador plantea un problema crucial para la política contemporánea. Se trata del derecho de emigrar y de cruzar fronteras a semejanza del Astro Supremo. Antes de comentarlo, se incentiva su lectura como parte constitutiva de una literatura nacional hasta ahora en el olvido. El monolingüismo aún no acepta las diversas maneras de traducir los hechos en dichos, lo Real en palabras. Persiste en imponer una vía única de interpretación, solo en lenguas indoeuropeas.  

—¿De dónde venís, Sol? (1)
—Vengo de iluminar otros lugares. (2)
—¿Qué has visto ahí? (3)
—He visto muchas cosas ahí que son nuevas. He visto hombres, grandes poblaciones, altas montañas, anchos y largos ríos y animales de toda clase, ya que con los ojos todo lo observo al transcurrir. (4)
—¡Quién podrá transcurrir como Vos, para contemplar todas las noches y los días, hermoso Sol! (5)
—¿Querés acompañarme? Seguime hacia dónde te llevaré bañado de luz en el camino. (6)
—¿Sol, ahí dónde vas vos y de dónde venís, hay niños como yo, que se alegran al verte, cuando (re)apareces al amanecer tan sonriente, bañándome el rostro y concediéndome el humor socarrón para todo? (7)
—Sí, mi hijito.  En aquellos lugares lejanos para vos —relató el Padre del Mundo— ahí acabo de abandonar a muchos chiquillos que, como voos, desean venir conmigo, para acompañarme y (re)conocerme durante el largo viaje.  Asimismo, desean aprender muchas cosas que, sin salir del encierro nocturno, no se pueden saber. (8)

Kan-ka ti-wits, Tunal? (1)
Ni-wits ka ni-tawilua sej-seyuk lado (2)
Tey ti-k-its-tuk ka-né? (3)
Ni-k-its-tuk mij-miak teya ka-né yaj-yankwi-k. Ni-k-its-tuk taka-met, wej-wey tej-te-chan, kuj-kuj-tik tej-tepet, paj-patawa-k i-wan wej-weya-k, aj-at i-wan aja animales miak clases, ka wan ni nu-ix muchi ni-k-ita kan ni-mu-talua (4)
Ka weli-s mu-talua ken taja, pal ti-weli-s ti-k-ita muchi tayuwa i-wan, tunal, galán Tunal! (5)
Ti-k-neki ti-au nu-wan? xu nu-ipan, ka (naja) ni-mets-wika-s m-altij-tuk wan tawil tik ni ujti (6)
Tunal ka-né kan-ka taja ti-au i-wan ti-wits nemi kukunet kwen naja, ka paj-pakit mets-ita-t keman t-al-kisa ka tatwi ka wej-wetska-tsin ki-altia ni-ix-kal-yo i-wan ta-paki-lia pal muchi? (7)
Ej, nu-telpuch-in ni-mets-ta-sujta ka-né lado wej-wejka pal taja (ina-k ni teku ne taltikpak), ka-né tami ni-k-ajkawa miak chij-chiwix-tsin-met ka kena taja, ki-neki-tuk wiset nu-wan, pal sen-yawi nu-wan i-wan mets-ix-mati-s tik ni-weyak ujti, pal ti-mu-(m)achtia-t-teya cosas sin que inte ti-kisa-t inte weli mu-mati (8)

El texto narra el diálogo entre un niño —indígena náhuat del Occidente del país— y el Sol. Esta Estrella no solo se percibe como Astro central del sistema alrededor del cual rota la Tierra. En cambio, su presencia diaria ilumina a toda criatura inorgánica y viviente. Como Padre del Mundo otorga la energía anímica necesaria para existir. De lo contrario, el planeta sería tiniebla bajo un firmamento estrellado, en permanencia variable de Luna. Por esta relevancia, el concepto de Sol —Tunal— engloba también el Día u horas de luz, al igual que el de energía anímica que dota a toda entidad de vida. Tunal: Sol-Día-Alma.

Además, El Sol-Tunal ofrece el sentido original del término re-volución, cuya dualidad expresa la rotación diaria y el ciclo de las temporadas. Su constante transcurso en péndulo circular —del 3 de mayo al 2 de noviembre, viceversa— despliega el modelo del cambio social.  No sólo el amanecer y el atardecer exhiben la metáfora de la vida misma, del nacimiento a la muerte, hasta reverdecer en siembra. También son símbolos de la migración como viaje a «otros lugares» ignorados. En esos sitios, el Sol atestigua que existen seres humanos, ciudades y entornos semejantes al que el niño conoce por experiencia propia.  

El anhelo supremo de ese niño consiste en madurar. Pero ese desarrollo cultural presupone un conocimiento que el náhuat lo expresa como un saber (-mati) visual (-ix). Para adquirir esa sabiduría, el niño le solicita al Sol —Padre del Mundo (Ne Teku Taltikpak)— que lo conduzca por su camino. Él sería el guía permanente para enseñarle la ruta de la vida.  De ahí la obvia conclusión.  Sólo quien posea esa triple cualidad solar —Tunal, Sol (Luz)-Día-Alma— de emigrar podrá rendir cuenta de la diversidad cultural de este mundo.  

Por esta razón, la verdadera patria de ese niño náhuat sólo tiene una frontera fija. Esos linderos extremos los dibuja la extensión de los rayos solares. Pero, de seguro, el nuevo Imperio de la Noche le niega transcurrir, «bañado de luz en el camino» del éxodo. Ante la pobreza y la violencia, el desamparo no les deja a muchos niños sino la esperanza de viajar como el Sol, ya que en náhuat Estar-ahí (Nemi/Dasein) implica un caminar sinfín (Nejnemi). Mi alma solar (Tunal) ingresa a los linderos estrechos de mi cuerpo (-weyka), durante un instante de vida migrante, hasta regresar al origen terreno que lo recibe y sustente al fugarse del infinito.


Columna de Rafael Lara-Martínez.

3 Comments

  1. Y el niño, en su inmensa curiosidad, sigue al Padre Sol – Tunal por su derrotero, siempre en la búsqueda de algo mejor, hasta darle la vuelta entera a la Madre Tierra y con aquella añoranza,, que buena compañera es de la curiosidad, lo hará buscar al propio ombligo, lo que le llegó a llamar mi Terruño.

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