¿Por qué tenemos temor por las matemáticas en El Salvador? Esta columna es una reflexión sobre la importancia de los educadores en el acercamiento a la madre de todas las ciencias. Óscar Palomo se pregunta, ¿quién sabe si tú podrías ser el próximo contador, físico o actuario?
Óscar Palomo | Estudiante de Universidad Estatal de Nueva York, Stony Brook, y divulgador científico
En mis travesías por el Liceo Salvadoreño, había escuchado a un colega exclamar que nadie vive de los números. Ahí yo era tan solo un estudiante de noveno grado, y mi inocencia era tal que me permití tragar tremenda insensatez.
Seis años más tarde, siendo un estudiante de Matemática y Economía en la Universidad Estatal de Nueva York, Stony Brook, leo a diario sobre científicos que gracias a sus facultades matemáticas dieron una nueva dirección al mundo.
Claro está que no serás el próximo Alan Turing o Albert Einstein. Sin embargo, ¿quién sabe si tú podrías ser el próximo contador, físico o actuario?
Las posibilidades son infinitas. Una rápida búsqueda en Google señala salarios prometedores allí donde los teoremas de Newton y Gauss se roban el show. ¡Curioso! ¿Acaso la gente le teme al dinero? ¿Cómo puede el noble deseo de concretar las abstracciones del universo robarte la felicidad? En más detalle, ¿de dónde proviene esta ansiedad?
Es claro que El Salvador ha cultivado un temor por las matemáticas. Gran sinnúmero de egresados bachilleres considera estudiar humanidades tras sus deseos de escapar de la madre de las ciencias. Una mala experiencia en la educación primaria es suficiente para traumatizar a un chico (Strogatz, 223). No obstante, un experimento donde Steven Strogatz, profesor de Matemática Aplicada en la Universidad de Cornell, asombra a niños con demostraciones sobre las propiedades en la cinta de Moebius da mucho de qué hablar.
A pesar de que jamás hemos escuchado de estudiantes de primer grado sumergirse en topología, la presentación del doctor generó genuino interés (Strogatz, 221). Si los chicos se fascinan con temas que solo un licenciado se atreve a dominar, ¿cuál nos excusa este pavor hacia las matemáticas?
Una de las razones podrá ser la nomenclatura de los cursos de educación. Nada de «Introducción a Matemática Avanzada». Llámalo por su nombre: Geometría analítica, Álgebra lineal, etc. Mientras más específico, menos misterios para los estudiantes. Los alumnos tienen derecho a conocer qué esperar de sus programas de estudio. Es el primer paso para generar un sentimiento de curiosidad, una estimulación intelectual.
Esto es algo que el Departamento de Matemáticas de Stony Brook University conoce muy bien. Primeras impresiones de una materia van mucho antes de la primera clase, por lo que es crucial permitir a los pupilos la libertad de investigar sus objetivos semanas antes del día en que estos reanudan su semestre. Para el momento en que el profesor ha escrito su nombre en el pizarrón, el aula deberá haber hecho una pequeña investigación sobre los temas que conlleva el curso.
Dicho de otras palabras, ¿por qué llamarlo Cálculo III cuando puedes llamarlo Cálculo Multivariable? En un instante, los jóvenes pueden abrir su mente y visitar aquellos momentos de sexto grado donde recién aprendían a utilizar funciones, cual maquinitas, donde tú ingresas una variable en la relación, y la ecuación produce un valor. Dicho viaje al pasado es capaz de ahorrar horas de confusiones en las primeras sesiones de clase. Y lo bello de esto es que los obstáculos son virtualmente inexistentes. Solo necesitamos de nuestra memoria e imaginación (Basso, 15).
De esta manera, educadores y divulgadores de matemática tienen la responsabilidad de diseñar nombres con la capacidad de despertar aquellos rincones recónditos de nuestro cerebro. Visto desde la perspectiva de un diagrama de red, las secuencias en los programas estudiantiles deben tener sentido.
A través de la historia, se ha aceptado que las matemáticas se aprenden activamente. Es un misterio (Sanderson, 2020). Y como la escritora policiaca Agatha Christie enseñó, los misterios se resuelven con buenas pistas, como aquellas que nuestros profesores, además del Departamento de Educación, pueden dar.
Referencias
Basso, K. (1996). Wisdom Sits in Places: Landscape and Language Among the Western Apache (Kindle ed.). University of New Mexico Press.
Strogatz, S. (2012). The Joy Of X: A Guided Tour of Math, from One to Infinity (Kindle ed.). Mariner Books.
Sanderson (2020, March 13). What Makes People Engage With Math | Grant Sanderson | TEDxBerkeley [Video]. YouTube.
ÓSCAR PALOMO (El Salvador, 2000). Estudiante de Matemática y Economía en la Universidad Estatal de Nueva York, Stony Brook, cofundador de FAITH El Salvador, y divulgador científico. Es miembro de la estadounidense Society of Hispanic Professional Engineers (SHPE), y ha sido distinguido por su narrativa, poesía, y actuación a través del Departamento de Lenguaje y Literatura del Liceo Salvadoreño (2016, 2017, 2018). Actualmente es parte del gobierno estudiantil de Stony Brook University, donde ejerce como administrador de eventos recreacionales para un cuerpo de alrededor de veinte mil estudiantes.