En primera persona: sobre la soledad y la esperanza

Reflexiones íntimas sobre la soledad y el equilibrio emocional

Cristina Estrada / Comunicóloga. Profesora universitaria. Investigadora educativa. Ha ejercido como asesora de comunicación política.

Necesito expresar algo y me pareces un sitio seguro. 

Siento en este momento y siempre, aunque encierro mis pensamientos, que me pesa no abandonarme, no dejarme perder en un bosque abrigándome con la noche.

¿Qué necesidad tenemos todos de hacernos una vida?

Ayer nacimos y hoy, con los años encima, parece que llegamos a la edad donde tenemos más pasado que futuro. Del presente, qué te digo… Que hay que ganarlo ¿Ganarnos el qué? Como si el impulso del parto no hubiese sido suficiente para al menos tener un poco de descanso y paz, aunque sea algunos días.

Es que algunos nacen muertos, yo sé. Y así andan entre vivos consumiendo lo no mucho que algunos tenemos. Digo así, y no «lo poco», porque es insuficiente lo que acostumbramos a recibir del mundo.

Aquí el detalle. Es un dilema eso de ser único y amar la soledad cuando venimos de par en par. Amor y odio; día y noche; alegría y tristeza; hambre y saciedad… Ves.

Que es por equilibrio, dicen.

Yo digo que es por consuelo para que, los que transitamos solos, nos sintamos menos culpables y creamos que es el destino el que nos eligió para elevarnos. Solos. 

Y vaya que subir en compañía a veces cuesta, pero lo prefiero. Prefiero la complicidad de una sonrisa y los arrebatos de las pasiones al conversar con la luna, porque hay silencio y porque hace eco el vacío en el alma.

Es como que algo te falta.

De estas cosas no sé hablar mucho y por eso escribo cartas.

Hoy decidí escribirte a ti porque nos entendemos, a veces, no todos los días… Pero al menos nos congraciamos en los instantes en los que no queremos compañía ni tenemos energía para empatizar con felicidades ajenas, de esas que duelen y de las que da vergüenza reconocer que nos resquebrajan. Ya quisiéramos esas alegrías, pero ¡qué va! No es de muchos y tampoco es para tanto ¿o sí? 

Ya. Que se acaba la tinta. 

Adiós, supongo.

O hasta que escriba de nuevo.

P.D. ¿Aprendiste a sonreír con los gritos dentro?

Cristina Estrada es comunicóloga, profesora universitaria e investigadora educativa. Además, ha ejercido como asesora de comunicación política.

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