La poesía de Rainier Alfaro es un diálogo íntimo con el silencio, la soledad y el vacío, donde las emociones humanas se entrelazan con imágenes y metáforas profundas. El poeta nos invita a un viaje reflexivo hacia el interior de nuestra existencia
Ingrid Ortez / Escritora y poeta.
«Hoy he regresado a las montañas
al imperecedero viento del sur
a la imperiosa necesidad de soñar
a mi ventana que dibuja el mar cada mañana
como un caballo perseguido por el aleteo del corazón
hasta alcanzar la transparencia del vacío»
Así inicia Isidoro su conversación, con un regreso para luego llevarnos y contarnos de la búsqueda, de ese encontrarse y verse con aquellos que rodean a todo poeta o ser humano en el espejo de la vida: silencio, soledad, vacío; pero también se juntan con él los recuerdos, anhelos, dudas y pérdidas.
Encuentro en este conversatorio la voz de aquello que se vuelve solo recuerdo y en silencio se encuentra, logra traspasar de los sentidos a las palabras y se nos queda ahí en poemas. Rainier nos lleva por el abandono del espíritu para luego pasar a la desesperación acampada en una playa, el envejecer y marcharse, ¿de dónde? no precisamente de esta tierra, irse de las viejas costumbres o los añejos sentimientos. Luego nos traslada al inevitable e incansable laberinto de la soledad, acompañado de las olas, los tejados y el recuerdo.
Es una conversación con lo que nos une, el escritor sutilmente nos hace ver y sentir su influencia Borgiana, de ahí el nombre del libro.
Una lectura de encuentros. Suave y bien manejada. En esa confianza al estar conversando con aquellos que son íntimos, mostrando los sentimientos y emociones. Personajes, imágenes, sentires, memorias que desde el interior brotan como conversatorio con los otros, ¿Quiénes son los otros? nosotros, que nos vemos reflejados en esas metáforas e imágenes que el autor relata desde su interior.
Y es precisamente en ese punto común que logramos conectar con la mirada y voz de Isidoro conversa brevemente con los otros. La reciente obra del poeta y amigo salvadoreño Rainier Alfaro, obsequiado hace algunas semanas y que tuve el placer de leer dos veces –como tengo por costumbre con la poesía– la primera lectura es mi encuentro personal con las palabras y emociones que transmite el autor, mi conversación con su alma y encontrar lo que va a impactarme de las palabras y me conectan a la mía.
La segunda es el recorrido visual y análisis de todo el imaginario y las metáforas usadas para encontrar ahí la línea personal del autor; pero siempre en ambas lecturas encuentro puntos en común. Y en este caso el silencio es un elemento donde coincido con Isidoro y me siento a conversar con él también de mi silencio y soledad. Me detengo, lo pienso y me encuentro ahí con Isidoro navegando en esos elementos comunes de su conversatorio y de la poesía de Rainier. Dos personajes en uno, dos conversaciones que terminan conectándose con nosotros.
Qué es la poesía sino la exploración profunda de la condición humana y de las emociones universales, así como la puesta en escena de la intimidad del poeta, pasada por el maravilloso tamiz de las palabras, con un lenguaje hábilmente manejado y evocado por tropos literarios que identifican la mano y voz del autor para conectar con su lector.
Este poemario se vuelve un punto de partida para la exploración interior. La soledad desencadena, la búsqueda de significado y conexión, el vacío se vuelve un recordatorio constante de lo que falta en la vida de Isidoro o de lo que nos falta a todos; a los otros.
Isidoro conversa brevemente con los otros es una invitación a dejar abiertas las puertas y romper los cerrojos del tiempo, y su búsqueda del encuentro con eso otro que puede llegar a faltar, que se ha ido o que no se encuentra; pero también es el camino que recorremos todos los otros. Isidoro finaliza el conversatorio diciendo:
«(…) tiempo y espacio sin fin
el trazo exacto de una órbita sideral
desde la distancia exacta del poema
toda mi piel y mis manos
ahora son un ciclo lunar…»
Y se vuelve una unión con la naturaleza misma y esa mensajera salamandra roja que llega, sueño recurrente que se olvida una y otra vez.
Enhorabuena para nuestro amigo y poeta, por su exploración desde la mirada de Isidoro invitándonos a conversar con él.
Ingrid Ortez
Escritora y poeta. De profesión arquitecta interiorista, con formación en Profesorado en arte con licenciatura en artes plásticas, estudios en Historia. Colaboró en la editorial Libélula editores. Fue columnista en varios diarios de la capital, participó en la Revista de Reflexión y debate sobre Educación Superior y Desarrollo Sostenible en Centroamérica (AUPRICA). Fue miembro del grupo editor y columnista en el periódico La Razón, ha sido columnista en la Revista centroamericana de opinión y cultura Casi Literal de Guatemala.Ha publicado los libros de poesía: Silentium (2008), Pronóstico (2016), Quiescente (2010) y Glossarium (2013). En prosa poética: Historias de insomnios y delirios (2014) y Espejismos de un bufón (2017). En narrativa: Mundo de marionetas, cuentos cortos (2018) y el libro a dúo Cadencias de amor en el silencio (2020 poemas y cuentos).