El reconocido poeta guatemalteco Francisco Morales Santos nos comparte, en exclusiva para El Escarabajo, una selección de su vasta producción poética
Francisco Morales Santos / Poeta
CON TU PALABRA
A Pablo Neruda
De ti aprendí que en la América nuestra
debe hablarse en voz alta
de lo que a todos nos concierne
—de lo que duele
y de lo que regocija—
desde el Río grande
hasta la Patagonia.
De ti aprendí a listar
lo que encubren los libros
de la historia oficial
y, comos dices
contarlo todo, cadena a cadena,
eslabón a eslabón, y paso a paso.
Para ser lo que somos
o lo que debemos como latinoamericanos
nos recuerdas
que no hay noches eternas
y que por sobre ellas
surgen racimos de miradas,
espigas altas
y manos, muchas manos
alzando corazones.
VOZ DEL EXILIO
A León Felipe
Te llevaste el canto
que es la voz más antigua de la tierra
y lo repartiste como el pan.
Te llevaste el canto
por el camino de los siglos
y no hubo hombre solitario
ni caminante sediento
al que le faltara tu palabra
convertida en sangre.
Lo alzaste como un ramo de olivo,
le pusiste alas
y lo echaste a volar
alrededor del mundo.
Fuiste y viniste con el canto al pecho
—tu canto iluminado—
por cosas de mucha importancia
por tu vida y otras vidas
en función de la esperanza.
PADRE Y MAESTRO MÁGICO
A Rubén Darío
Tu lenguaje
nutrido de cosas cotidianas
y armonías verbales
fue obsequio para los hambrientos
de vida y voz.
Rebelde a tu manera,
tomaste las palabras a tu antojo,
quebraste ritmos
como leños,
inventaste aires de pausados giros
y con Virgilio y Homero,
con Baudelaire y Verlaine
caminaste sin lugar
ni tiempo.
Sin brida se lanzó tu instinto
junto al caballero andante
a quien oíste decir con vehemencia
que la pluma es lengua del alma.
Y pues tu alma fue una fuente de canciones,
tú eres el padre y maestro mágico.
EN BUSCA DE PASOS
A René Acuña
Conductor generoso de mis sueños
me mostraste un camino lleno de árboles
cada uno con un nombre:
Miguel Hernández
Federico García Lorca
Manuel Altolaguirre
Luis Cernuda
Pedro Salinas
Emilio Prados
Rafael Alberti…
Ambos íbamos hacia la metrópoli
y no hubo despedida
porque no hubo espacio
ni silencio habitado por olvidos.
La calle Chipilapa y la casa que habitaste
quizá no te recuerden
solo yo sé
que te fuiste por valles y montañas
en busca de los pasos de K’ich’e Achí
y las voces de Ixb’alamké y Junajpú.
EL MÁS AMADO DE LOS SALVADOREÑOS
A Roque Dalton
Atraviesa los siglos
sube hasta las estrellas
y baja con más luces en sus manos.
Crece a semejanza de los matilisguates
y los flamboyanes
dispuesto a celebrar la primavera
entre los montes,
junto a los caminos,
con sus hermanos labradores
y sus mujeres, con los buhoneros
y los sin techo.
Argamasa de arena, cal y sangre
en moldes de poesía
para hechura de puentes
con vocación de manos.
Esto y más es el más amado
de los salvadoreños
quien, sencillo y valiente al mismo tiempo,
dijo:
“Poesía
Perdóname por haberte ayudado a comprender
que no estás hecha sólo de palabras”
LAS LÍNEAS DE TU MANO
A Luis Cardoza y Aragón
Préstame tus ojos para ver
las piedras,
el río de piedras
de tu piramidal sinfonía,
tus pentagramas de sueño,
tus dibujos de insomnio
para un país de ciegos,
este que te dio la espalda;
préstamelos
para ver tu asombro
frente al cenote de la memoria.
Préstame tus ojos
para seguir por las líneas de la mano
–más bien caminos–
de la tierra que guardaste
siempre
junto a tu pecho,
tierra de la que te alejaste
“como se alejan
inmóviles los árboles del río”.
CÉSAR SIN TIEMPO
A César Vallejo
Quiero estar a tu altura
y voy en busca de palabras recias
para hablar de penas
que hostigan dondequiera
mas, ¡ay!, me sale espuma
como tú lo has dicho.
César sin tiempo
y a la faz de la Tierra,
piedra sillar de la poesía,
piedra angular,
Vallejo: valle con palpitar antiguo,
recolector de pasos
que van hacia el futuro
con la mirada puesta en la cima
de los Andes
y en la de sus propios sueños.

Francisco Morales Santo nació en Ciudad Vieja, Sacatepéquez, Guatemala, el 4 de octubre de 1940. Principió a escribir poesía cuando tenía 17 años. Comenzó a publicar sus primeros escritos en el semanario Antigua y, tiempo después en el diario El Imparcial, que para los escritores guatemaltecos era como el mayor reconocimiento a su labor literaria. Fue cofundador del grupo de poetas Nuevo Signo, con los escritores José Luis Villatoro, Roberto Obregón, Luis Alfredo Arango, Delia Quiñónez, Antonio Brañas y Julio Fausto Aguilera. En 1998, el Ministerio de Cultura y Deportes le entregó el Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias”, en 2009 la Universidad de San Carlos de Guatemala le otorgó la distinción Emeritissimum y en noviembre, 2015 recibió un homenaje de la Fundación Paiz, para la Educación y la Cultura por su importante trayectoria literaria. Escribe poesía y narrativa. Ha publicado los libros para niños: Popol Vuh para niños, Tío Conejo y Tío Coyote, Ajonjolí, Árbol de pájaros, Con ojos de girasol, Relatos de la tradición oral guatemalteca. Es el primer poeta guatemalteco de origen kakchiquel. Muchos de sus poemas han sido traducidos a varios al quiché, inglés, francés, eportugués,italiano y el ruso. Figura en antologías publicadas en Guatemala, México, El Salvador, España, Brasil, Argentina, Francia, Inglaterra, Ecuador y Colombia.