«Que mi voz estalle»: poetas centroamericanas

Poesía de mujeres en Centroamérica

No es la sabiduría la que guía a los poetas,
sino ciertos movimientos de la naturaleza
y un entusiasmo semejante al de los profetas y adivinos.

Platón


La poesía de Centroamérica escrita por mujeres tiene un gran espíritu, goza de buena salud. A lo largo de los años, en este camino de la vida y la literatura, el viaje es lo más importante. Y no ha sido fácil este viaje para las poetas de la región, como en todos lados, porque han tenido que abrirse camino a punta de codazos, de alzar la voz poética como protesta y contar su propia historia.

El trabajo poético reunido en esta muestra es apenas una pequeña grieta de todas las vertientes cercanas y distantes de nuestro istmo. «Que mi voz estalle», esta selección que lleva el nombre de un verso de Madeline Mendieta, nos lleva de Guatemala hasta Panamá, donde la palabra vibra y canta. Son mujeres llenas de luz quienes escriben y se pronuncian en esta hora, valientes ante todo. Son voces firmes y bien definidas, que sabremos identificar por su origen y oficio de dibujar naufragios e hilvanar estrellas.

La edad de todas las mujeres es el nombre de la lluvia, es el sonido de la marea; es la neblina azul que habita la tierra, nuestra casa en un eterno retorno; es un nombre in absentia; es el derecho de respuesta a cada silencio forzado en este sendero, para cada contexte inverse bajando por el dintel, por la ventana hacia las aguas de noviembre como final para una ofrenda. Una mujer refleja a la luna cada noche. Las cicatrices avanzan hasta vidas noctámbulas. Las huellas de la poesía son ineludibles, como el destino que nos aborda sobre la bestia. Un perro en el estante vigila la caída de la tarde. La poesía habita la comarca en forma de mujer para la eternidad.

«La literatura es un sueño guiado», como grata premisa, siempre nos acompaña. Yo escribo, pero alguien más guía mi mano: la poesía, nuestra comunidad.

Que las poetas alcen la voz.

Selección de Rainier Alfaro Bautista.


Me preguntan

Me preguntan
¿Por qué escribo poemas tristes?
Me siento a la mesa 
observo la vida
Dentro y fuera de las ventanas
Afuera
Una mujer grita desesperada
Mientras el cuerpo de su hijo reposa sobre su propia sangre
La guardia, fusil en mano observa
Un chavalo de unos 20 años es golpeado por una turba
Lo patean, lo insultan
La guardia, fusil en mano se hace de la vista gorda
Adentro
en las ventanas que me abren al mundo
Cuencas vacías por disparos
Bombas que estallan en hogares distantes
Mujeres que rayan monumentos
La guardia fusil en mano, vapulea
Dos niños pequeños se abrazan, se daban ya por muertos
Un adolescente en coma tiene a un país entero pidiendo que sobreviva
Sacerdotes condenados a 40 años de cárcel, por pedófilos
Las sesiones de indirectas entre diplomáticos de la OEA
Los miles de nómadas pidiendo auxilio en el exilio
Ataúdes, cuerpos extraviados,
pezones al aire libre clamando justicia,
Animales mutilados
Llanto, duelo
Comunicados vacíos, banderas clandestinas, máscaras
ocultando juventud
Política decrépita, palabras que no dicen nada
Lágrimas humedecen mi ropa
Asedio, tortura, balas, gritos
La guardia fusil en mano es igual en todas partes
Cierro las ventanas de mi casa y del mundo.
En mi culto al insomnio lo más irreverente que podría hacer
es escribir un poema de amor
para vos
que llegaste al final
de este lamento.

Aguas de noviembre

No dejen que mi voz se apague
Denme agua para este vacío se llene a sorbos

No dejen que mi voz se duerma
Sacudan el polvo de mis raíces y el polen de mis ojos
Para que germine en cada uno de ustedes pequeños raptos de
rebeldía.

No dejen que mi voz sea expropiada
Ni que sea usurpada por duales plegarias que profanan la paz
de los sepulcros.

No dejen que mi voz enmudezca
Ni que flagele la verdad con frases terroristas, ni epítetos
denigrantes.

No dejen que mi voz fallezca en el intento de alzarla
Por cada garganta mutilada, por la sed de justicia y los
encarcelados cuerpos

Permitan
Que mi voz estalle
En los rostros que vierten lágrimas
Por los que llevan a cuestas el madero
En los crucificados de un país
Que convierte el agua en ímpetu
seremos cáliz de sangre nueva
Dejaremos de vagar por este desierto, sin oasis.

Madeline Mendieta (Nicaragua, 1972). Escritora, poeta y gestora cultural. Tiene dos poemarios publicados: Inocente lengua y Pétalos de sal. 

Su poesía está incluida en antologías nacionales e internacionales, traducida al inglés, francés, alemán y portugués. Pertenece a la Asociación de Escritoras de Nicaragua (ANIDE), vocal de la junta directiva del Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica (INCH). Ha colaborado en la organización del Festival de Poesía de Granada y el encuentro de narradores Centroamérica cuenta. Colabora en la sección de cultura para las revistas Abril y Álastor.



Pa ruwi’ ri bestia

I

Xi’anin
nuxb’in wi’ po xe retal xinanin,
achi’el ri sanika’ toq nikikanoj ri puxk’il je’
xojanin chi rij ri ri itzel yuquyik ch’ich’.

¿o xojtzolin ta?
¿xa xojanumej ta chuwäch?

Kana wi ri rik’äq ri wa’ijal
kana wi ri k’ayewal
Ja ri’ ri xkichop el ki’ chi rij ri Itzel yuquyik ch’ich’,
pa qak’u’x ta röj
kan xojch’akon el,
xu k’ayew xqak’ulwachij
ri itzel yuquyik ch’ich’ xojruchop, xojruk’waj,
chuqa’ xuk’waj ri rayb’äl qak’u’x.

II

Juley chik b’ey
pa ruwi’ ri bestia
chi ri’ woyob’en wi ri ramaj,
xinchajij qatz’ulbäl,
richin nuch’umilal
richin ti nune’y
chuqa’ richin rayb’äl nuk’u’x.

III

Pa ruwi’ ri bestia
nujos nupaläj ri kaq’iq’,
nich’aratäj ri wanima
po ti wal majun achike ta nuk’ulwachij,
rija’ ruchuyuyen ri’ chi rij nutz’un
nrajo’ nik’ase’
nujek’ uchuq’a’ richin nikowin.

Pa ruwi’ Arriba
toq ri bestia nuk’anuj ri wanima,
yich’a’o rik’in ti wal
nintzijoj chi re’ rub’anob’äl ri qati’t
richin man xtumestaj ta ri ach’ala’il,
yib’ixan chi re’ achi’el ri xi’l
richin man xtumestaj ta ri qachoch,
chuqa’ nuch’umilal k’a ri’ nukuxka’
richin man xtumestaj ta ri choj pa ruwi’ yojsamej.

Sobre la bestia

I

Corrí
asustada pero corrí,
íbamos como las hormigas tras las migas
corriendo detrás de aquella bestia.

¿No tendría que ser al revés?
¿Huir de esa cosa aterradora?

las garras de hambre
las garras de padecimiento
se sujetaron a las costillas de la bestia,
que lo habíamos logrado
eso pensábamos,
pero era al revés
la bestia había atrapado nuestros cuerpos,
y nuestros sueños también.

II

Las otras veces
sobre la bestia
ahí esperaba la hora,
cuidaba el lugar para los tres,
para mi nawal
para mi bebé
y para mi tanate de ilusiones.

III

bestia Sobre la bestia
el viento raspa mi rostro,
Se rasga mi corazón
pero mi bebé permanece intacto,
está prendido de mi pecho
aferrado a la vida
succionando valor para enfrentarla.

Arriba
en tanto la bestia busca mi alma,
le hablo a mi hijo
le cuento las historias de la abuela
para que no olvide a la familia,
le canto como el grillo
para que no olvide nuestro hogar,
mientras mi nawal lo arrulla
para que no olvide nuestras luchas.

Kaslemal  pa  taq  toq’a’

Ütz niqak’ül  qi’
pa qawaran pa qachik’ pa taq  toq’a’
toq yob’yaj rik’in qach’umilal,
toq yojk’astan chupam ri sutz’
xtiqaya’ qi’ pa kixik’ ri kab’awil taq tz’ikina’,
xtiqojqaj  k’a  kib’ey re tz’ikina’ re’
xtiqamalaläj  qaxik’
rokik  niqatïj  apo  ronojel  ri  b’ey
richin  yojapon  apo ke la’
akuchi’  man  xtik’is  ta  qawäch.

K’a xtinoj na qanima chi re kikotemal
K’a xtinoj na qatzu’y chi re ajowab’äl
K’a ri’ xkojtzolin,
xkojtzolin toq ri kikotemal xtub’onij qak’u’x
chuqa’ toq xqakowsaj yan qak’u’x chupam  ri aq’a’.
Toq  xkojb’eqa’  pe
xkojik’o  pa  ruwi’  ri Atitlán choy,
xkojuxlan k’a jub’a’ chi ri’,
chi ri’ xtiqatz’u’ ri qati’t  Ik’
toq  natin chupam ri choy.
Ah! Ri choy
ri lilöj rupam
taq b’olöj ya’
jantape’  nikirïk’
rusumal ruwi’ ri Ati’t Ik’,
nikitzub’aj  ruchi’  chuqa’  nikimalaläj  ti  rupaläj,
k’a  ri’ rija’
yerupüj  ruq’a’ raqän
nuch’ab’lij k’a rajowab’äl ruk’u’x.

K’a ja xtich’ablin na jub’a’ ri ya’ chi qij
xtiqachäp chik qab’ey,
xkojril ta na  ri  saqarisanïk
öj tz’uyül ke la’ pa  ruwi’  ri  Kupilaj  Juyu’
chi  la’,  pa  jeb’ël chi Xot.

Vidas noctámbulas

Podemos encontrarnos
en las alucinaciones nocturnas
mientras paseamos con nuestro ch’umilal,
libertinos entre las nubes de pom
dejaremos que nos guíen las aves bicéfalas,
seguiremos el rumbo de estas aves guardianas
acariciaremos nuestras alas
mientras devoramos kilómetros
para llegar allá
en donde los seres son eternos.

Nutrido nuestro espíritu
lleno nuestro tecomate de ternura,
regresaremos,
regresaremos con el pecho colorido
y complacidos de nuestro deleite nocturno.
Al descender
transitamos sobre el lago de Atitlán,
en donde haremos una pausa
para ver a la abuela luna
flotando sobre él.
Ah el lago
las pequeñas olas
de su cuerpo tibio
siempre extienden
el cabello ondulado de la Abuela Luna,
la besan y le acaricia su mejilla de plata,
ella en cambio
chapotea los pies y las manos
salpicando su cariño.

Una vez salpicados
podremos seguir,
que nos sorprenda el amanecer
sentados en la punta del cerro Kupilaj
allá, en la hermosa Chixot.

Negma Coy (Guatemala, 1980). Artista maya kaqchikel, originaria de Chi Xot, B’oko’, en Iximulew. Es escritora, pintora, actriz y docente. Escribe en maya kaqchikel, en español y con glifos mayas. Le han publicado los poemarios XXXK’; Soy un búho; Lienzos de herencia; A orillas del fuego; Tz’ula’ Guardianes de los caminos; y Kikotem, historias, cuentos y poesía kaqchikel. Sus escritos aparecen en diferentes antologías y revistas. Con su arte, honra las vidas de las abuelas y los abuelos que con valentía abrieron el camino para que hoy estemos en este tiempo-espacio para seguir sembrando. Coy trabaja en comunidad con Ajtz’ib’, Movimiento de artistas mayas Ruk’u’x y Artistas de Comalapa. Ha participado en festivales de arte y poesía nacionales e internacionales.



Un perro en el estante

Usted quiere una mujer con un perro en el estante.
Gesto amable,
palabra de miel
y manos ligeras.
Quiere un cuerpo dócil,
prudencia en el modo
y vestir de iglesia.

Yo sólo sé reír de sus hábitos
y fluir
en mi propio caudal de tiempo.

Sé ofrecerle este cuerpo húmedo
cuyo único fin es transitar por la tierra.

No sé conversar sobre apariencias:
Yo busco la semilla de la imagen
y la hago florecer entre mis manos.
Hablo de la niebla que apaga las ciudades,
del reloj atrapado en su silencio:
digo cuchillo en lugar de la palabra.

Hablo del día
que vuelve a su puerta
y me toca los ojos para que despierte.

Y yo soy ese cuerpo que se instala en sus pupilas
soy la herida que se abre en su garganta.

Usted quiere una mujer con un perro en el estante.
Una casa amplia
Y dos hijos,
para jugar en el jardín.

Yo no tengo jardín, ni perro.
Mi vientre es un valle estéril:
Aquí sólo sangrará la luna.

Yo me visto del fuego que profiere mi lengua,
me visto del tiempo que creo entre mis manos
Frente a usted, yo desnudo mis ojos.

II

Amanezco.
Limpio el polvo que dejaron los días.
Adivino que este tiempo estuve dormida:
cultivé una historia marchita desde su raíz.

Una mujer

Cuántas veces huimos del mundo,
Cuanto tiempo nos quemaron las manos:
ejercimos largamente el oficio
de parir, hacer la cena, criar las bestias.

Nos confinaron a ser adorno,
en la sala de señores importantes.
Mordimos la lengua ante el insulto,
contuvimos el puño, ante el golpe.
Nos rendimos a limpiar los estantes más bajos,
Y les chupamos su maldad entre lágrimas.

Nos royeron el cuerpo,
nos dejaron desnudas,
en basureros, veredas y cañales.

Fuimos violadas todas.
Por el padre, por el hijo, por los hijos de sus hijos.

Y nadie dijo nunca nada.

En la hondura del silencio,
nos zurcimos las heridas.
Nuestro corazón era un remiendo
que se abría siempre,
una y otra vez.

En noches más oscuras nos quemaron las alas.

Coleccionábamos yerbas,
hacíamos brebajes,
para curar a quienes fueron nuestros delatores.
Nos hallaron ejerciendo el amor entre el fuego,
alzamos la voz y nos creyeron dementes
y por brujas y desviadas nos quemaron en la hoguera.

Eran todos varones, hijos legítimos de Dios.

Ceniza sobre más ceniza,
fuimos una con el soplo del viento.
Borraron nuestros nombres de las enciclopedias
ignoraron nuestros pasos en los periódicos importantes
guardaron nuestros restos en amplios cementerios
donde nunca hubo una tumba,
un nombre,
una mujer.

Ana María Rivas (El Salvador, 1995). Formó parte de la extinta Escuela de Jóvenes Talentos en Letras del Ministerio de Educación, apoyada por la Universidad Dr. José Matías Delgado. Fue miembro del Taller Literario Altazor y de otros talleres de poesía en los últimos años. En 2016, recibió el primer premio en la categoría de poesía en el concurso «La flauta de los pétalos», certamen de literatura hecha por mujeres, organizado por la Universidad de El Salvador y el Centro de Estudios de Género. Sus poemas han sido publicados en Torre de Babel Volumen XV, Antología de la poesía joven de antaño; Las muchachas de la última fila, antología de poetas salvadoreñas; en la revista Cultura, n.° 121, de la Dirección de Publicaciones e Impresos, entre otras revistas virtuales. Es egresada de la Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad de El Salvador.



Los muertos en mi país

De un tiempo para acá
los muertos en mi país están por todos lados
en los basureros, en las cunetas en los hospitales,
en los presidios, en el aire, en los sueños
en las montañas, en los arrabales,
flotan en los ríos, en los mares
como peces envenenados o ballenas suicidas.
Son como piedras
Se tropieza con ellos
estorban el paso
interrumpen el tráfico
estropean los planes, horarios.
están en el café, el agua, la comida
en los periódicos de lunes a sábado y los dominicales
se conversa con ellos, se habla de ellas
de velorio en velorio
de entierro en entierro
de lágrima en lágrima
caen por docenas como moscas en cachaza
sin contar con los que no aparecen ni en morgues o reportes policiales.

Los muertos en mi país
a veces no salen, se cansan,
juegan a las escondidas en bolsas de plástico,
cajas de cartón o están en trocitos regados por ahí
Y se les llora tanto y se les extraña tanto.
Los muertos en mi país
no mueren de viejos sino de impunidad y violencia
de balas de plomo y más plomo
bum bum bum de día y de noche
casquillos regados igual que los muertos.
retuerzo las manos, el mapa, cintas amarillas
chorrea la sangre, llueve sangre en mi país.

Los muertos son tantos
no cabe su ausencia, no cabe su olor
los muertos son tantos
no cabe el miedo, no cabe el dolor.


Un hombre pequeño con mirada de serpiente

voy a pintarme los labios
—de rojo—
rojo púrpura
rojo herida que no se mira

voy a borrarme el tatuaje
—el de un hombre pequeño
con mirada de serpiente—

voy a desalambrar mis caderas
territorio ocupado a ritmo de cadenas

voy a apagar el silencio
ese maldito diván
donde acomodabas mi belleza       
—la amnesia—

voy a soltarme la lengua
—te mostraré el efecto Mariposa—
el caos será la peste
que cubra tus fronteras
voy a hacerte temblar
porque yo
—la muda, la diosa
la mala, la bruja
la nómada, la fija
la santa, la puta,
la peor, la odiosa—
nunca más bailaré de puntillas
aquí y ahora
—en mi otro universo—
el holograma de mis sueños
será tu pesadilla

sí, definitivamente
voy a asaltar tu ridículo muro
hecho de máscaras y sainetes
tu diminuta y patriarcal neurona
ya no sabrá si vuela o muere
si soy ave o barco
si lo tocado son raíces
o el cabello de Medusa
tampoco podrá saber
si es amor o veneno
la pócima en el caldero

la víbora muere
donde quería matar

Lety Elvir (Honduras, 1966). PhD Researcher, Universidad de Leiden, 2019. Profesora del Departamento de Letras de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) desde 1996. Egresada del doctorado en Letras y Artes en América Central, de la Universidad Nacional de Costa Rica; licenciada en Letras; diplomada en Lengua y literatura española, Madrid; exmiembro del Taller literario «Casa Tomada» y de la Asociación Nacional de Escritoras en Honduras; miembro fundadora y vicepresidenta del PEN-Honduras, 2014-2015. Libros publicados: Luna que no cesa (1998); Mujer entre perro y lobo (2001); Sublimes y perversos (cuentos, 2005); Golpe y pluma: Antología de poesía resistente escrita por mujeres (2009-2013); Honduras: Women’s Poems of Protest and Resistance (2009-2014), Maryland, 2015. Este último obtuvo dos premios en los International Latino Book Awards 2016; el primer premio en diseño de portada (Best Cover Design) y el segundo premio en poesía de varios autores (Best Poetry Book Multi-Author).  Fulbright Scholar (Profesora invitada DSU, DE) 2006-2007. Escritora invitada por el Fondo Neerlandés para la Literatura y la Ciudad de Ámsterdam (2015-2017). Poemas suyos han sido traducidos al inglés, portugués, neerlandés, italiano, francés y árabe.



Naufragios

no podía saber que del otro lado del laberinto
estaba el otro laberinto, el de tiempo.
Jorge Luis Borges

La memoria borrará antes del amanecer
la noche que ha tocado el agua sombría,
el desvelo largo que arrastró la marejada
y estos indefensos ojos miopes
que en la negrura han preguntado
a dónde irán a morir hoy.

Seres de la profunda sepultura de agua
han salido a flote para clavarme al sarcófago de la madrugada
y hacen luto por las cosas, los harapos conocidos,
por aquello que ha entregado bondad en el fatigado viaje.

Todo canto al olvido trastorna la orientación del barco
y lo pierde en el vacío.
El puerto de partida queda tan lejos
que ya sin alforja, sin familia,
me acuesto con la mano en el pecho
para sentirme acompañada ante el dictamen de lo efímero.
Es un canto maldito en el corazón sin victoria,
una balada avinagrada que sospecha su mal.

Ya me había curado del ahogo en las tormentas,
del horizonte huérfano que muere en la oscuridad,
pero otra vez vuelve el salitre
en su ritual contra las olas de agua fría,
otra vez regresa el sonido del mar
que golpea el laberinto inquebrantable,
otra vez se parte la madera
en los incontables caminos del retorno.

Este insignificante barco termina en trizas,
inútil cuando encalla su bravura.
La memoria borrará antes del amanecer
los restos del naufragio.

Agosto 06, 2020


Derecho de fuga

Un tornillo cayó al suelo
en su negra noche de horas extra.
Cayó vertical y tintineante
pero no atrajo la atención de nadie,
igual que aquella última vez
en una noche como ésta
en la que alguien se lanzó al vacío. 

Xu Lizhi

La fábrica no muere, no calla, no descansa
al procesar los objetos, absurdos artefactos
indolentes cuando la ventana es perpetua
y cala en los días para siempre clausurados.

La ventana provoca el salto
en desproporción con su derecho de libertad.
Que lo vean reconocer ese deseo
poco importa al ensamblar las piezas
que vanquedando canjeadas por su liberación.

Contemplando el cielo en la ventana 
Xu Lizhi no evita el abismo de escribirlo.
Traza el insignificante azul cuando alguien se lanza
y detiene testarudamente el tiempo de la producción.

Dicen que Xu Lizhi
murió con una juventud tragada por la máquina.
Dicen que mirando la ventana ajustó cuidadoso la última pieza
y ensambló sin prisa el poema de un tornillo desplomado por el suelo,
un poema de horas extra que bordeaba el ojo del vacío
antes de ejercer, vertical y tintineante,
su derecho de fuga.

Eyra Harbar (Panamá, 1972). Poeta, narradora y escritora de literatura infantil y juvenil, nacida en Almirante, Provincia de Bocas del Toro. Su trabajo literario ha sido publicado en estudios y antologías nacionales e internacionales; ha sido reconocido con varios premios nacionales en poesía y literatura infantil y juvenil. Licenciada en Derecho y Ciencias Políticas y máster en Género y Desarrollo. Ha publicado los poemarios Paraíso quemado (2013), Espejos (2003), Donde habita el escarabajo (2002); el libro de minificción No está de más (2018); y Cuentos para el planeta (2020), en poesía infantil.



Ofrenda

En luna llena
el tambor de nuestro corazón resuena intenso
cada latido agradecido se une al viento
ofrendo poesía a la Tierra
la luz redime el pasado
el cosmos sonríe desde nuestra esencia
armoniza la fuerza de la energía

En luna llena
despliego las alas lilas
infinitamente somos hijos del universo

Extiendo los brazos y me abraza la vida
para recibir la belleza del planeta
me invento pluma, ala
tal vez nube
ser que se expande, antítesis del desorden,
convoco alegría y abundancia para todos

el amor es la brújula
la mejor experiencia
resuena fuerte y amoroso nuestro tambor en esta tribu.

Del libro Tribu universal.


Desde mi inquebrantable refugio, la poesía

Escalamos con suavidad el destino,
palpo la ruta con la miel de los sentidos,
mientras la intuición me observa,
cada paso valorado por certezas;
perfumo mis pies con el aroma indescifrable de lo desconocido
avanzamos casi a tientas
por este ciclo caótico y vital.

El cambio no vino empacado
como regalo de cumpleaños,
apareció el sello doloroso de la muerte;
una mascarilla vigila las sonrisas
detiene el baile de la vida,
el ajetreo en las oficinas
mide el acercamiento a los amigos,
congela el movimiento de las ciudades,
los itinerarios de los aviones,
y callan los besos de los novios en las esquinas.

Ciclos enunciados por el lenguaje del cielo,
Plutón le quita el sucio ropaje al statu quo,
lo deja en sus viejos calzoncillos
para que muestre sus miserias
sin tanta hipocresía.

Llora la luna desde un hospital sin insumos
cuando se define la siniestra sombra de la pobreza
y la desigualdad,
arde el alma
por la descarada codicia,
los dictadores y los falsos profetas apestan a mentiras;
neofascistas manipulan la ignorancia,
siembran fanatismos,
erigen capillas al engaño.

La pandemia surgió desde antes
con los farsantes que han dividido al mundo.

Desde el cristal de la conciencia
vislumbro la ciencia y el amor universal,
salvavidas a estos páramos,
veo cara a cara los ojos de la historia;
sin miedo,
habrá batallas que nos dejarán sin lágrimas,
la ruptura sobresalta a la ternura, porque configura el cambio.

Sin apego, aplaudo al salto cuántico,
la esperanza le canta al porvenir
respetamos la experiencia de los ancianos,
la unión con los animales,
la fraternidad de seres de otras dimensiones,
la sororidad del feminismo,
el agua que porta mi cántaro;
con humildad vengo a aportarlo
desde mi inquebrantable refugio,
la poesía.

Del libro Tribu universal.

Rossana Estrada B. (Guatemala). Poeta; trabaja en investigación social en la Universidad de San Carlos de Guatemala; es comunicóloga, cuenta con una licenciatura y maestría en Comunicación; estudió una maestría en Literatura Hispanoamericana. Ha publicado diez libros de investigación social sobre diversos temas relacionados con la comunicación y cuatro poemarios; su obra aparece en antologías de varios países; ha sido invitada a diversos encuentros literarios internacionales y recibido varias distinciones por su labor literaria y académica. Es ecofeminista.



Derecho de respuesta

Se le olvida al poeta
que el resto del mundo
también tiene derecho
a sentirse rancio.

Que no es territorio exclusivo del poeta
el infierno,
la mala noche,
el amor podrido,
la mujer que lo manda a la mierda,
la orina de rata,
ni el azufre que se mete
en los órganos internos.


Silencio forzado

Un montón de palabras
se me atora en la garganta,
como si el puño de un camionero,
se metiera por la fuerza en mi boca.

Necesito vomitarlo,
sacarlo de mí para que no me ahogue,
deshacerme de los fonemas
que se me atascan
cuando quiero decirlo todo.

O tragarlo
y desaparecer los ojos asustados
que me miran.

De todas formas,
ya hasta digerí
mi propia sangre coagulada.


Linda Lee

Cherkovski tal vez tenga razón:
Linda zanganea por la vida
sin Hank.

No vive,
pinta poemas en los lienzos,
rastrea palabras en el fondo de las botellas,
se acomoda la nariz
como si se tratara de un corazón.

Le bailó,
puso su cabeza en un pedestal.

Sin saberlo
le autografió una mortaja en blanco.


Fanfarria de metales

Pongo la mesa, sirvo la comida
y te observo marcharte.

Siento que tengo la cabeza
metida entre las piernas,
apenas contengo el vómito,
las ganas de arrojar todas las sillas
y romperle la sombra a la luna.

He buscado el descanso de las escaleras
para sentarme a interrogar cada plato roto
que ahora ya no puedo buscar en los basureros.

Nada responde, pero toda grita.

No se puede alcanzar ninguna paz
con planes de regreso
a lugares a los que nunca se ha ido,
con una olla de carne a la leña cada sábado,
con abrir el oído para que entre el estiércol
que sale de una boca
que dejó de encontrar tu beso.

El tedio le busca una miga de pan a la esperanza,
pero es el mismo tedio
el que repite siempre los rituales
en los que se acaban las boronas.

Tres metros de soga
se sientan en el mismo descanso
de la escalera
y simulan no ser una invitación
a la condena.

El ventanal proyecta un horizonte
lleno de luz, de luces;
un espejismo que interpreta
la Sinfonía Dante
en el primer movimiento:

«Abandona toda esperanza,
tú que entras aquí.»

Cierra en un fortissimo
mientras desciendo con Franz Liszt
a mi ajustado infierno personal
sentada frente a dos platos de comida.

Rebeca Bolaños Cubillo (Costa Rica, 1973). Poeta, productora y gestora social, artística y cultural. Graduada en Relaciones Públicas y Comunicación, y en Bellas Artes (pendiente el TCU), y egresada del Programa Thunderbird en Gestión de Negocios, Universidad de Arizona. Tiene cerca de 25 años de trabajar en un emprendimiento personal de intercambios culturales y del idioma español. Inició su producción poética en 2014; y publicó su primer libro, 41 meses en pausa, en 2018, con la editorial Nueva York Poetry Press. En 2019 publicó la plaquette «Reporte del tiempo» con poemas inéditos, con el Proyecto Editorial La Chifurnia. Actualmente tiene pendiente la publicación de su tercer poemario y una novela juvenil corta. En enero del 2017 lanzó la plataforma literaria Palabra y Punto. Es participante y colaboradora del Taller-Laboratorio Tráfico de Influencias (de creación literaria) desde el 2014; ha sido productora ejecutiva de varios eventos literarios importantes y del proyecto Ojo de Cuervo - Encuentro Centroamericano de Escritura de Mujeres, iniciado en El Salvador en el 2019. También ha sido invitada a varios festivales de poesía de la región. En el 2020 obtiene una certificación como facilitadora de escritura terapéutica y reflexiva otorgada por el Fondo @TrustedWords y produce «Memorias desde la Burbuja» con una beca creativa del Ministerio de Cultura durante la COVID-19, proyecto para dar voz a la mujer y sus experiencias durante el encierro mediante textos literarios.



El espacio liso no cesa de ser traducido, trasvasado a un espacio estriado; y el espacio estriado es constantemente restituido, devuelto a un espacio liso.
Gilles Deleuze

 

Las cicatrices avanzan

como cebras
desbocadas.  Pero
un deseo de curarse
las contiene.

El desierto extiende su bálsamo de arena
sobre el pliegue indómito
pero
no logra que vuelva
al sendero.

Cada día es distinto.
Lo que no cambia es la lucha entre las formas.


Avoid Exposure

Laser Radiation Emitted

 

vernos por dentro,
volvernos transparentes para nosotros mismos.
Susan Sontag

 

La enfermera pregunta si estoy embarazada
le digo que no. Mi voz apenas traspasa el silencio
como la ópera que flota en la habitación austera.

Que en mi vientre crezca algo o no
no la conmueve
sus sentimientos son neutros
como el color de su bata.

Me desvisto
como cada vez que vengo a verme por dentro
transparente para mí misma
y para quienes me observan.

La enfermera me pide que me acueste
que abra las piernas como si aquello fuera un parto. Pero
no hay hijo.

Lo único que hay
es una máquina que se asoma
sobre mí
con curiosidad mecánica. Neutra, como la pared del cuarto,
lee capa tras capa
el lenguaje de los huesos
la fragilidad de su existencia.

Huesos de luz mortecina.
Fisura que crece en el silencio.
Árbol decapitado.

La enfermera dice que ya puedo vestirme.

La orden viene de un cuerpo opaco
cuyos ojos han perdido el asombro
que produce ver al otro
por dentro.

Alejandra Sequeira (Nicaragua, 1982). Poeta. Ha publicado Quien me espera no existe (Centro Nicaragüense de Escritores, 2006). Mención de honor en el IV Concurso Nacional de Poesía«Mariana Sansón» 2006. Ha sido incluida en diversas antologías mexicanas y centroamericanas, así como en revistas literarias de Alemania, Chile, México, Estados Unidos, Cuba y Centroamérica. En Nicaragua, publicó en la revista El Hilo Azul, dirigida por el escritor nicaragüense Sergio Ramírez. 

Ha participado en el Festival Internacional de Poesía de Granada y otros encuentros en Centroamérica, México y Cuba. Asimismo, ha participado en lecturas con mujeres privadas de libertad y personas con discapacidad auditiva. En su país, colabora con artistas
performáticos y de las artes visuales. Es miembro de PEN-Nicaragua. Estudió el MFA in Creative Writing en The University of Texas at El Paso. Actualmente cursa el PhD in Spanish en The University of Arizona. En junio de 2020 recibió un microgrant de Confluencenter for Creative Inquiry para realizar un proyecto artístico sobre la pandemia de la COVID-19. Vive entre el desierto y la frontera. 


Ambos poemas pertencen a «Presagios para el siglo» (inédito).


La ventana

Tú que permites el trago amargo de ver partir al amor, maleta en mano,
y luego dejas a la imaginación su retorno.
Tú que dejas a la lluvia platicar sin mojar las palabras, sin paraguas,
para que después, limpia y traslúcida, hables más claro.
Tú, bendita y maldita guardadora de siluetas sin sombras,
de huellas que despiden y nunca dan la bienvenida.
Tú, vértigo entre los ojos profundos y el aleteo del colibrí,
casi cosmos, casi mundo alterno.
Pizarra transparente de corazones escritos con el aliento amordazado en la garganta.
Espejo de placeres lejanos, con el saldo de cortínas húmedas.
Tú, puerta limitada y caprichosa de los aires que entran y salen.
Casi puerta, casi olvido, nunca completa, siempre un riesgo tembloroso.
Algún día te cansarás de ser visión lejana, plano de recuerdos.
Algún día trabajarás en tu verdad, y darás el secreto de tu medio espacio.


Misterio

Quisiera
Derribar los muros que aprisionan las ideas
Converger con el mar y el río y salir dulce y salada
Frenar la muerte de las rosas
Sucumbir ante todos los abrazos.
Besar las montañas violadas por los tractores
Tener la sensibilidad de un bastón de ciego
Volar como una mariposa amarilla, de estómago en estómago
Beber del cráter oeste de la luna
Hablar la lengua de las miradas perdidas
Drogar mi alma con polvo de estrellas
Derramar la miel sobre el panal mutilado
Poner en mi cara la capucha frágil de los estudiantes
Quisiera
Llenar de cosmos los ojos de mis hijos
Tocar el futuro y cogerle una manzana
Atrapar la ficción en una gota
Penetrar el laberinto de lo oculto
Contener el aire como un pez
Conocer el dulce secreto del pan
Entender las manos de los amantes
Quisiera encontrarme, cara a cara, con la palabra Misterio.

Melissa Merlo (Honduras, 1969). Poeta, narradora y ensayista. Miembro de número de la Academia Hondureña de la Lengua. Especialista en literatura y didáctica de la lengua. Catedrática en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán de su país. Su obra ha sido publicada también en Francia, Puerto Rico, Uruguay, México, El Salvador y Guatemala, entre otros. Algunas de sus obras: Para amarte la palabra (poesía), Haikus de la montaña (poesía), Casa de poetas (novela), El arte de esconderse (cuento) y Honduras, sendero en resistencia (ensayos).



Tierra

Construí una vida donde no hay más que escombros,
dibujé un hombre sacado de un poema,
formé un corazón de las fugas y los abismos,
me revolqué en tus surcos, sin zapatos,
para sembrarme.
Sembrarnos.

Pero esa tierra, tuya, fue imaginaria.
No hubo vida ni hombre,
ni corazón, ni siembra.

Nada.

Mi semilla nunca existió.
Tu surco, tampoco.


Eterno retorno

¿Cuánto le toma a la luz de la luna
alcanzarnos? —Sólo un segundo
¿Y al sol? —Ocho minutos
¿Entonces no vemos las cosas en el 
instante que las miramos? No, esa
es la trampa. El presente no existe, quizá
el presente más próximo sea 
el que se encuentra en nuestra mente.
Gaspar Galaz

El tiempo sólo regresa en la casa
del ferrocarril,
en los días con sudor de aguardiente,
bajo el móvil que colgaba
del cuello de la estufa.

Todos se mudaron lejos,
y yo volví a casa.
Allí las horas se pudren
y rompen
en las manos de otro hombre.

A veces las voces del desierto
crecen como espuma,
se convierten en historias
de fantasmas,
como los huesos de Atacama.

Esta ciudad nos persigue.
Nos paraliza.
Somos, sin saberlo,
gajos de otros cuerpos,
apenas escombros.

Debemos volver.
Me niego a convertirme en
el eco de estos días:
escupitajos de vacíos y murallas.
En estos tiempos,
quedarnos sería la muerte.


Mar Alzamora-Rivera (Panamá, 1981). Contrabajista, artista sonora, escritora y gestora cultural. Su investigación artística se basa en caminatas sonoras y en la improvisación musical a partir de partituras etnográficas. Su libro El día que no tuvo noche fue publicado bajo el sello El Duende Gramático; y el resto de su trabajo poético se puede encontrar en antologías y revistas literarias a escala mundial. En el 2019, estrenó su primer álbum de poesía sonora. Es cofundadora y contrabajista del grupo de cámara Paisaxe, y del Festival de Artes Electrónicas ArtTIC, y coorganizadora del Festival Internacional de Poesía Ars Amandi. Actualmente colabora en los #AtelierTalks del Atelier Cultural y en la plataforma de Música Experimental Latinoamericana (MUSEXPLAT). Candidata a la Maestría de Artes Contemporáneas Interdisciplinarias en la Simon Fraser University (Vancouver, Canadá). www.maralzamora.net



Neblina

Amanecí cubierta de agua, bruma
Y silencios húmedos, con el abrazo del frio,
colmada de pájaros celebrando la lluvia.
Respire ternura y exhale mis miedos.
Amanecí, conmigo
abrí mi pecho para que entrara la risa.
Me llené de neblina esta mañana
de ilusiones para renovar mi alma
celebrando la soledad y el enorme privilegio de estar viva.

18 de abril de 2012


Este caminar

Que me aprisiona
este respirar que me ahoga
estoy atada a la memoria
buscando el oasis
donde saciaré la sed,
donde mis alas descubran el espacio
Pero, me ahogo
quiero huir,
anochecer con la aurora… descubrir
con el trinar… despertar
quiero huir
y con mis manos
al rocío retener.


Aquí

Mi cuerpo
mi vida
un hijo
y tu recuerdo.

Las cosas que guardé para recordar la infancia
caballito de mar
conchitas en la ventana
los sueños de niña
la caricia de mi madre.

Aquí está mi vida
mis pasiones y angustias
la esperanza
los sueños
tu recuerdo
y la lluvia.


Patricia Iraheta (El Salvador, 1969). Licenciada en Relaciones Internacionales, con estudios de postgrado en Teoría de Género y egresada de Maestría en Investigación Social (2008). Feminista; ha publicado en algunas antologías y en periódicos y participado en recitales nacionales e internacionales.



In absentia

No conozco. De la misma manera, ningún silencio.
Aprendo a dormirme con un lenguaje de flores en cada ocasión necesaria.
Aprendo un lenguaje nuevo, que usaré en todas mis palabras; mi extensión anónima.
Mi extensión, y en su centro relampaguean todas las figuras de las que me valgo para aliviarme.
No voy a confinarme en un jardín de pájaros dibujados en donde al llamar a mi madre, pequeña viajera, queden mis manos heridas por no saber anochecer y no irme lejos. 


Contexte inverse

No sabremos si hay luz detrás de una puerta cerrada.
No podremos besar los rostros de la infancia si estamos tan lejos de la memoria primitiva.
No hay miedo en nombrar lo que no nos pertenece.
No hay penumbra cuando se defienden los días futuros.
Seguramente vendrán a mi encuentro todos los hombres que ensombrecen mis ojos mientras duermo, por un acto de misericordia más.
Yo me uno al lugar de la herida, como la alegría al único espacio que no es un desfiladero del miedo.
Conduzco un camino a casa, hacia mí misma que soy una desconocida. 


Eleonora Castillo (Honduras, 1996). Radica en Comayagua desde 1998. Estudiante de la carrera de leyes. Poeta y música. Ha participado en la primera Feria Internacional del Libro, en Comayagua; en el primer encuentro centroamericano de escritores «Edilberto Cardona Bulnes». Con su obra publicada en la plaquette «Carroña», bajo el sello de Ediciones Malpaso, participó en el «Encuentro de escritores salvadoreños y hondureños por la paz». Finalista en el IV Certamen de Poesía Los Confines, organizado por el Festival Internacional de Poesía «Los Confines», realizado en Honduras.



Exilio

Sentada estoy
de cara a esta frontera.
Mi rostro se replica
en todos los rostros,
la prisa de mi angustia
en el terrible resplandor
de los relámpagos.

Se acerca una tormenta.

En este campamento
no hay otro refugio
más que el cuerpo.
Es tan densa esta niebla
esta oscuridad
que ahora te nombra.
Los cientos de cuerpos que soy
esperan al borde de esta frontera.

Tengo certeza de la lluvia.

Yo, que me multiplico en lágrimas
he dejado tu nombre en los caminos
como migajas de pan,
como un hilo
que recorre el laberinto.
He dejado mi amor en los caminos.
Cómo encontrarás su rastro
después de tanta lluvia.


Casa

Mi casa
es del color de Centroamérica.
Me arrulla cada noche
en su canción de espanto.

Mi casa
no tiene color,
es un muro agrietado
en blanco y negro
en esa escala de grises
de los primeros televisores,
un camino infinito
irregular
el serpenteante cauce
de todos los ríos
desbordados
sobre la casa de todos
en esta estación lluviosa
que no acaba.

De tanta sangre
los ojos no reconocen
otros colores
el corazón solo conoce
el sobresalto
saltar los muros
quedar desmembrado
en los alambres de púas.

Mi casa
es del color de Centroamérica
palpita en su dolor constante
en su odio
en su afición al odio
su sensación de perseguido.

Siente menos miedo
quien percibe a su lado
la sombra de la muerte.
Este mirar continuo de reojo
con cara de sospecha
a cualquier transeúnte
cruzar con desconfianza
cada parque.
Es una valija muy pesada
esta nostalgia de los muertos
de todos los silencios obligados.

Mi casa
es del color de Centroamérica
un color de nostalgia
de paredes ahumadas en madera
de un dolor tan intenso
que afecta la memoria de las luces
los tiempos del abrazo
los colores que perviven
pese al frío.

Mi casa
es del color de Centroamérica
un refugio hostil
con la justa savia
para reinventarse.


Milena Chaves Matamoros (Costa Rica, 1988). Poeta y gestora cultural de la ciudad de San Ramón, conocida como Tierra de Poetas. Cursó estudios de Relaciones Internacionales y Cooperación Internacional en la Universidad Nacional de Costa Rica. Directora de proyectos en la incubadora de empresas Programa Semilla. Como gestora cultural, desde 2020 es productora del Portal Literario Hojas sin Tiempo, dirigido por la poeta Leda García Pérez; fue codirectora del Encuentro Internacional Tierra de Poetas (2013-2015); coordinadora nacional del proyecto «PoétiCA, poetas por la integración centroamericana» (2013-2014); miembro del equipo productor del Encuentro Internacional de Poesía de Occidente, coordinado por la Asociación Popular de Arte y Cultura Ramonense (2008-2011); productora, para la Unidad de Cultura y Economía del Ministerio de Cultura y Juventud, en temas relacionados con economía naranja o creativa (2015-2018), entre otros. Ha participado en el Encuentro Internacional de Poetas de Zamora, Michoacán, México (2014 y 2016), así como en recitales en Costa Rica, Guatemala, México y República Dominicana. Poemas suyos han sido traducidos al inglés. Cuenta con publicaciones en medios impresos y digitales de Costa Rica, Albania, España, México, Nicaragua y, próximamente, de Estados Unidos. (milenachavesm@gmail.com)

7 Comments

  1. Gracias por regalarnos estos poemas, me pusieron a soñar y al mismo tiempo me pusiera los pies sobre la tierra, me hicieron reflexionar. Están hermosos.

  2. Felicitaciones Escarabajos. Les saludo desde el sur de Colombia hasta donde llega la vibración de su aleteo. Desde el Festival internacional de poesía de Neiva agradezco poder conocer este abanico de voces que refresca la palabra femenina. Siempre bienvenidas.

  3. Me encantó el artículo sobre la mujeres poetas contemporáneas. Realizaré una mini exposición sobre Milena Chaves Matamoros en la Feria del Libro de Centroamérica, y me inspiró un poema suyo titulado «Exilio» que lo diré si tengo tiempo.
    Gracias por la difusión de la literatura, arte que amo.
    Saludos cordiales para todos.

  4. Muy buena muestra para conocer a nuestras poetas de la región en la poesía joven de hoy de mujeres que en coro emergen con su voz.

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