USHER AND THE MAD TRIST
A Sir Launcelot Canning,
rostro de la posguerra salvadoreña.
Con auténtica admiración.
I
Lady Madeline besa mis labios
y con ellos todos los labios que he besado.
Ella recuesta mi cara contra su pecho
para poder escuchar la infancia muerta de mis padres
y oír cómo ellos se rompen con la niñez de los suyos.
A mí, Lady Madeline
me trajo una bandeja de barro
con una montaña de pólvora para esconder las llagas,
un arrecife de huesos perdidos dónde encontrar la rabia,
una hoguera de luciérnagas para alimentar el delirio,
una triste peregrinación de hombres sin boca y sin brazos
y que de seguro
fueron los únicos que conocieron
el abecedario para descifrar el camino.
II
Con ceniza repartida en la lengua
y escarabajos escalando mi espalda
yo inventé un glosario para los besos de Lady Madeline.
Ahora, en la lengua suya:
la sangre es un mineral que no se derrumba jamás;
no esperemos verla caer, nos han mentido miserablemente,
debemos aprender a vivir con ella.
Lady, Lady, Lady, Lady Madeline repetida en la piel de esta página, en la de todas las páginas. Inútil resistir a ella frente a sus ojos, mientras siembra árboles que nacerán torcidos, mientras cosecha cabezas de hombres que escribirán la muerte como un espectáculo y jugarán cada noche todas sus cartas para que les creamos: que suyo es el único dolor. Lady Madeline decorando los pulmones que tiene a la mano, con pequeños insectos luminosos en la radiografía. Lady Madeline a través del vaso observando cómo piensas que eres «el único sobreviviente», «el más peligroso», «el más terrible», «el siempre fértil», «el único cuyo valor es importante». Lady Madeline riéndose del cementerio que eres.
Lady Madeline junto a todos nosotros en un ataúd demasiado pequeño para tanta muerte.
III
Los que salen de casa
todavía conservan el aroma de los muertos,
escuchan las banderas que agita la enfermedad.
No importa qué tan lejos queden las ruinas,
de cuánto olvido busquemos embarazarnos
siempre sobre nuestra espalda:
Lady Madeline levantará sus escombros.
MISTER COP
A Carla Ayala y Daniel Alemán
No necesito calzar su uniforme para hablar de la muerte
ni conocer el oscuro abecedario que le besa los dientes, señor policía.
Dígame entonces
qué hacemos con sus tatuajes,
dígame
dónde esconder la dentada silueta de su miseria,
qué hacer con esa tristeza de no poder meter sus manos bajo mi falda,
de no poder llevar mis tacones,
con esa rabia luminosa que lo hace querer romperle los dientes a mi hermano.
Perdone, señor policía,
que sea tan directo,
perdone mi tristeza.
Perdóneme, señor policía, por no ser uno de sus muertos,
por no sonreírle trágicamente a sus compañeros en la patrulla,
por no estarme pudriendo en bartolinas,
por no dejarme fabricar las pruebas necesarias,
por no agachar la cabeza y caminar bonito frente a su sombra
de un metro treinta, de un metro ochenta.
Acá la noche se nos mete por los pulmones,
acá los billetes tienen el rostro de lo que hemos perdido.
No necesito los cuchillos,
no necesito los balazos,
no necesito verlo agitar su soledad en el asiento del copiloto.
Míster cop-burbuja negra-the polismen,
¿Cuántos gemidos le caben en la punta de la bota?
¿Cuántas cicatrices dormidas lleva en el eco de sus manos?
¿Cuántos desiertos han tejido las arañas en la boca de su mujer?
¿Cuánta ausencia soportan los delgados huesos de su hija?
Yo lo conozco, señor policía,
no necesita taparse el rostro para mí,
no tiene porqué arrodillarse frente al Cristo,
ni llevar más ceniza en su frente que la que lleva en las manos,
no necesita demostrar que nació con alacranes en los ojos;
yo escucho desafinar esa canción desde que desapareció a su compañera,
yo conozco su dulce ritual de sangre,
yo sé de la potencia hidráulica de sus mandíbulas.
No se preocupe, señor policía,
yo traigo mis propias bolsas negras
para ahorrarle el gasto
y las molestias.
***
Josué Andrés Moz nació en San Salvador en 1994. Es poeta y gestor cultural. Actual egresado de la Licenciatura en Letras por la Universidad de El Salvador. Ha publicado poemas en diversas revistas literarias, así como en distintas antologías dentro y fuera de su país. Ha participado en distintos congresos y festivales de poesía.
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