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Piedra Boomerang

El poeta hondureño Fabricio Estrada nos comparte poemas de su más reciente libro “Piedra Boomerang”, comentados por el poeta Rainier Alfaro

Piedra Boomerang de Fabricio Estrada (Honduras 1974) es un libro de madurez poética donde convergen múltiples y luminosas lecturas, oráculos, religión e historia, desiertos, praderas y ríos verdes, viajes sin retorno desde y para la poesía; que alcanza su zénit ascendente desde El Nilo mítico y sagrado cargado de tremenda simbología y signos, en la voz cantante del Milite Estrada se multiplican las legiones y sus grandes Generales, el panteón egipcio se devela en plena forma para los no creyentes, esto es un avizoramiento inusual donde el viaje y los viajes a la eternidad encuentran eco cabalgando las arenas del tiempo, las arenas de fuego de lo innombrable, el amor abre sus alas en una dimensión de nueva conciencia, el amor transmuta. La palabra escrita, piedra que rebota, piedra palabra que transita en espacios y laberintos alternos de duda y fe, condiciones tan humanas que nos recuerdan la brevedad del dios y la pequeñez del hombre.

La poesía no se escribe se dibuja, la poesía no tiene silencios, la poesía es altar para cantar la vida y la misma muerte, hay una larga tradición convocada, en este libro espejo del camino del poeta Estrada, el silogismo del reloj es un tatuaje invisible para todos los hombres. La poesía es entablar una conversación en lenguas que ya no existen pero que acuden en la luz de la palabra cuando se cruza el Rubicón sin mojarse los pies siendo orfebre y legionario sin amuletos.

Con maestría dibuja crucigramas en la memoria de una libélula y la imagen es inmediata y se rompe contra el espejo un árbol bonsái. El eterno sino es el viaje desde Hibueras hasta las urbes que el viento y el mar del tiempo van formando en cada tormenta, en cada nueva calenda, la palabra es retorno, volver a una forma, volver a la piedra boomerang, al hombre Nuevo, a lo efímero de lo eterno. Sólo sin la poesía en mitad de la mesa podrá ¨retumbar el hastío¨. La poesía de Fabricio Estrada es un anagrama brillando en la neblina azul del nirvana.

Rainier Alfaro
Ciudad de la Niebla.


Enigma de la lluvia


Por una vez y no muchas

destruida ya  varias veces  la ciudad

que disminuida a sus fragmentos

andaba innumerable en mis ojos

como una lluvia perenne


Por una vez frente a los peces del mercado

y no como quisieran

en muchas andanzas de las mías

inconsciente y mucho más puro entonces

de lo que ahora pretendo con mi camisa de erizo


No muchas veces, al cruzar las tiendas

el enredijo de toldos, las mutiladas palomas

fui abriendo mis brazos

como arrancando vuelo

y el ladrido de los perros en las cadenas

y el persignarse asustadizo de los fieles

me dieron viento y supe callar

en una época donde todo exigía

respuestas y malabares

porque una y no solamente muchas

porque todas y no solamente algunas

de las tantas ocasiones en que me sentí

etéreo y desposeído

ardiendo en una piel que de pronto era plumas

plúmbeo acontecer que levantaba en vilo

y de pronto me hacía olvidar y alejar

lo que entonces y ahora

me sigue pareciendo tan nefasto y necio

de la eterna sonrisa humana




Dos cantos para preservar el nombre

I


No seré yo quien se justifique ante Anubis

sacando amuletos

comprados al por mayor en el mercado de Tebas

ni seré yo

quien descoyunte los huesos de mi cuerpo

para insinuar cierta cercanía con Osiris

Me vendarán   sí

dejarán la ventana abierta

para que mi Ba vuele hacia los sicomoros

pero no seré yo quien espere

que las claves repetidas abran las 12 puertas del Duat

Seré más bien

algo del viento que sobrevive en el Ro-Setau

y que los sacerdotes ocultan en mi sombra

como carta de viento como piedra de viento como pequeña rama


Tuvieron que pasar muchos siglos

para que mi Ba se convirtiera

en el psicopompo que los griegos miraban llegar a la ventana de la agonía

muchísimos siglos

para que el psicopompo

aligerara su cuerpo y se transmutara al vuelo de las falenas

Sin embargo

no seré yo quien salmodie en la oscuridad

suplicando un segundo de carne y hueso

un atisbo a los campos espléndidos

un sorbo de la cerveza dulce que se liba en la eternidad

Más bien seré el devorador

el atento el inconmovible dios que abre la boca

cuando saltan los corazones despreciados



II

Los vasos canopes guardan mi aceite

Guardan mi trago de ambrosía

mi kopi amargo

mi shedeh espumoso

mi bouza traicionera

En ellos guardaré mi esencia y latid

el golpe bajo y el oscuro temblor que viene de mis entrañas



Recé por la mañana

para que en las columnas del templo nadie borrara mi nombre

Y así he sido fuerte

hasta la hora de Ra el potente

la hora en que los árboles no soportan su mirada

su mirada que baja por los obeliscos

y se riega como agua de un surtidor resplandeciente

He sido fuerte porque recuerdo mi nombre

y de mi nombre crecen ramas de arena

granos que son el polen del desierto

gravilla diminuta que halaga a Seth y lo amansa

para mantenerlo alejado para que siga escarbando en el lecho del Verde Mismo


Cuando me ponga en pie

y mis ojos se acostumbren a la soledad

-oscura como los nubios-

tendré sed

y beberé mi propia sustancia

muchos millones de años antes que la fatiga me acose

en las escaleras de la luz total


Lección de niebla

Los ángeles llevan máscaras antigás. Tegucigalpa es el reino de los miedos.

Hay 80 residencias que reciben a diario 4 raciones de lacrimógenas. Puntualmente.

Se abren los grifos y rebalsan las pilas por el humo. Es más fácil lavar la ropa blanca, es más fácil limpiar los muertos con el sahumerio de las bombas.

Los ángeles apestan al salir de sus duchas rojas. Lavan sus alas a presión. Tegucigalpa es el reino de los miedos.

Hay 25 ancianos que llegan a los 100 años y todos ellos han sido transportados por la nube. Pulmón a pulmón se asfixian. Es más fácil abonar el jardín con el ácido de la blancura, es más fácil yacer en la hierba que se vuelve transparente sin oxígeno.

Los ángeles persiguen a los pájaros que se cuelan en el bosque espumoso. Machacan sus picos, les sacan semillas de viento, reforestan los cielos.

Hay 2,200 cápsulas sobre el pavimento. Los maestros las recolectan, las llevan al aula para el trabajo manual. El humo sirve para amasar la tiza. La tiza dibuja curvas que entran por la boca y se enroscan en los pechos del niño.

Los ángeles lanzan el maná

como una florista que abre el cortejo en la coronación del pueblo.



Historia lega

Fugit irreparabile amor

Dios jugó a lego con Roma,
Roma era lega para Dios.

Y al principio, su nombre fue Amor, aunque luego, al ser pulida en su espejo, el nombre dio vueltas en el tiempo, deslumbró al mundo y quedó como Roma
ante los ojos inversos de Dios.
Manes y Dioses, harinas y sales, en siglos de triunfo y arcos de tiempo el amor fue
desterrado de entre los curites y decirte amor era jugarte la vida, atraerte las Furias,
traicionar tu Venus infecunda.

Dios jugó a lego con Roma,
Roma era lega para Dios.

De partos múltiples nació Mario, Escipión, César y Sila, y estos, a la vez, adoptaron a estatuas como hijos: Augusto, Tiberio, Trajano y Severo; pero en ninguno de ellos creció el amor, era el mármol quien levantaba ciudades, era el circo quien devastaba ciudades, y de su ombligo y de su grito brotó el Tíber con su mosaico de peces y ruinas multiplicadas… Nadie tuvo piedad por ella: la piedad era hija del amor y de esto, ella, no tenía nada, era seca como una almendra y frívola como patricia en celo.

Dios jugó a lego con Roma,
Roma era lega para Dios.

Logaritmo ruinoso de piedra y granito Roma era un juego de manos y palabras, donde un día hubo imperio ahora reinaban los gatos monarcas, donde los gansos delatan a Breno ahora se estrechaban, orando, los beatos del charter y los curas petrificados. Nada quedó en su sitio, todo fue destruido en la ciudad sitiada. Odoacro fundó el caos y Rómulo una paz soñada. ¡Adiós al Quirinal, adiós a la Curia Hostilia! Si vas a Roma en busca del amor, encontrarás sus ruinas, pero jamás la palabra, pero jamás el amor.

Fabricio Estrada

Honduras,

Sabanagrande, Francisco Morazán, 1974

Poesía:

Sextos de Lluvia, 1998, Poemas contra el miedo, 2001, Solares, 2004 (Editorial Pez Dulce, Tegucigalpa), Imposible un ángel (antología, Il Miglior fabro) 2005, Poemas de Onda Corta, 2009, Blancas Piranhas, 2011 (Pez Dulce), Sur del mediodía, 2013 (México, Pervert Public -Costa Rica-Casa de Poesía), Houdini vuelve a casa (Pez Dulce, Honduras-Editorial Trabalis Puerto Rico), 2015, Blake muere en París a causa de un paparazzo (antología personal, Ediciones Aguadulce 2018, Puerto Rico). 33 Revoluciones para Rodríguez, 2018 (Honduras, Editorial Universitaria). Osos que regresan a la radioactiva soledad de Chernobil, 2019 (Uruguay- Editorial Yaugurú). Piedra Boomerang, (Proyecto Literal-Limón partido, México 2019, Ediciones Poetaria Honduras 2023)

Sus poemas aparecen en antologías iberoamericanas e inglesas. Ha participado por Honduras en diversos festivales internacionales. Sus artículos de opinión han sido publicados en revistas impresas y on line de Iberoamérica. Integró el Taller de Poesía Casa Tomada (1993-1996) Teg.; Miembro Fundador del Colectivo de Poetas Paíspoesible, Teg. (2004-2008); Miembro Fundador de Artistas en Resistencia, Teg. (2009-2011), Primer Lugar del Premio Nacional de Poesía de Los Confines, Honduras 2017. Ha sido traducido parcialmente al inglés, sueco, árabe, portugués e italiano. En narrativa ha publicado La Era Pre-Schuman (cuentos, Editorial Casasola, 2021 Honduras y Editorial La secta de los perros, Puerto Rico, 2022). Su novela Los Extras, así como crónica, Tegucigalpa, Ciudad Crónica están en preparación.



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