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Poemas de Jorge Palma

El poeta uruguayo Jorge Palma nos comparte, en exclusiva para El Escarabajo, una selección de su poesía

                  
¡CON QUE DERECHO!

¡Con qué derecho llovés, lluvia!

Con qué derecho borrás

el día que esperaba para amarlo

para chuparle los huesitos

uno a uno

para acompañarlo con una buena

guarnición de madreselvas

en los viejos balcones del barrio.

¿Con qué derecho, lluvia, llovés

en los patios, donde quedaron

cartas sin abrir y poemas?

Ahora mojados/ pegados/ insultados

por el agua

¿Con qué derecho, lluvia, me mojás

el hambre de día luminoso

el collar de pájaros

que pensaba ponerme esta mañana?

¡No podés, lluvia! ¡No podés!

¿Quién te dijo

que hay otros amaneceres?

¿Quién puso candado

a tu arpa desafinada?

¿Quién te dijo que hoy llovieras?  



NOSOTROS, QUE NOS CURVAMOS DE TRISTEZA

Nosotros, que nos curvamos de tristeza,

no hemos podido solventar el gasto

de combustible de estos últimos 50 años,

mientras los impíos construyen orfanatos

y fábricas de ortopedia, para la abulia

y desidia general.

De eso comen, se visten y viajan a las

tinieblas, en máquinas de medio millón.

De todo eso morirán también, igual que

nosotros; de arritmia, cólera o alguna

enfermedad autoinmune.

¡Y qué invencibles parecían cuando

tomaban decisiones, con tan corta edad!!

Eso nos hace más vulnerables todavía.

Y a ellos, robustos como un vendaval.

Todos moriremos igual. La diferencia

sigue estando entre el confort

y el frío entrando por debajo de las mantas.


HABITACIONES VACIAS


a Gustavo Franco

He vuelto al cántaro, sin cantar, soñando,

evocando una habitación de niebla,

en la altura casi imposible del recuerdo.

¿Porqué siempre acude un reloj, cada

vez que subo las escaleras de la casa?

¿Qué pájaro quedó encerrado en su niñez?

¿La niñez del pájaro o la mía?

¿Cómo saberlo?

Las habitaciones ahora están vacías.

Los pájaros han abandonado sus nidos

y la escalera que cruje, con ruido de bisagra, me lleva a una habitación de niebla.


Pero yo puedo jurar

que allí,

hay un pájaro.

Y no era sueño.


MADRE, ORDENA POR MI LAS NUBES DE MI CUARTO

Madre, ordena por mí

las nubes de mi cuarto.

Ten cuidado y colócalas

en hileras.

Las más grandes y etéreas

son las más ancianas; ellas

me acompañan desde

mi juventud.

Las de tamaño medio, están

acostumbradas a la rebeldía,

así que puedes dejarlas adelante,

cerca de la puerta del cuarto

o la ventana, ellas saben lo qué hacer.

Ten cuidado, eso sí, con las más pequeñas.

No escuchan consejos y se demoran

en todo. Recién empiezan a soñar.


HARAPOS


Harapos en tus sienes cenicientas.

Harapos en tu carne ajada.

Solo llega nuestra blanca palidez.

¿Descendemos o subimos?

Oscuridad o luz

al alcance de la mano.

No hay tumbas en el cielo.

Tampoco en los sótanos

de la razón.

Todo a la vista. Porfiadamente

SOBRE LA HISTORIA DE LA TIERRA

Crees en la vanidad

que te sostiene.

Crees en la soberbia

que te aturde.

Crees en el sonido sordo

de una campana de piedra.

Pero desestimas

el latido del cielo.

Desacreditas la contemplación.

Desoyes las pulsaciones

del corazón de un pájaro

que guarda en su cuerpo

la historia de la tierra.

Cada vez que lo tocas,

tocas el mundo.

Cada vez que se acurruca,

te habla del tiempo.

Cada vez que abre las alas

y sube al cielo,

agrega tu historia al firmamento.


EL MEJOR CARPINTERO

¿Cuánto falta

para que cierres

a cal y canto

el arca, venerable anciano?

No todos somos

la misma piedra

ni fuimos paridos del mismo aullido.

Desconozco a mis compadres

en esta taberna oscura

en la que solo hablamos

de nuestras miserias

y bebemos hasta perder

el lugar de las estrellas.

¿Cuánto falta para

que cierres el arca?

Solo nos hemos demorado

sin escuchar

el cuerno de siete sílabas.

Solo cantábamos canciones

con los muchachos del desierto

intentando ahuyentar

una vez más a la muerte,

antes que empezara a llover

sobre las mesas

del mejor de los carpinteros.

                              LO UNICO QUE HICIMOS FUE SOBREVIVIR

Lo único que hicimos

fue sobrevivir

y juntar lluvia en los bolsillos.

Ahogamos todos los atardeceres

y le tapamos los ojos al porvenir.

Expertos en esconder auroras

optamos por guardar las estrellas

en los sótanos más húmedos

de la tierra,

y convertir en polvo negro

cada amanecer.

Confundimos amor con dependencia.

Empatía por atención.

Reservamos horas para la fiesta

privada en los espejos,

y apenas tuvimos minutos

para comprobar el regreso

de las aves

al final de la jornada.

Lo único que hicimos fue sobrevivir.

Juntamos piedras en casas vacías

y llenamos graneros

de incomprensión y avaricia

trancamos las ventanas y las puertas

cambiamos el lugar de las palabras

inventamos dioses/ oráculos/ profecías

solo para no escuchar

la voz que suena

en nuestro corazón errante.

Solo construimos muros

del tamaño de la tierra.


PLEGARIA

No hay altar que pueda

con todo el dolor de la tierra.

Cómo harás, Padre amado, para

glorificar tantos siglos de odio

y devastación. Por dónde

empezarás a tirar de esa cuerda

mohosa y sucia

húmeda y maloliente.

No puedo ver con claridad

esa hermosura a la que aspiro

y me rindo ante el misterio.

Me inclino y bebo.

Tiemblo como tantos.

Y vuelvo cada noche a preguntarte,

Padre amado, cómo harás,

por dónde empezarás a sacar

del interminable silencio

siglos enteros de humanidad

asidos uno a uno a esa

inmensa cuerda que llevas

atada a tu cintura.

Mientras tanto

guardo en un relicario,

las cenizas todavía humeantes

de los últimos muertos de la tierra.

SURCOS

Después de nosotros vendrán las margaritas

y las  tardes de lluvia torrencial.

Deberemos acaso aprender a convivir

con esas dos realidades

y amarnos en medio de las lloviznas,

porque el paisaje también cambiará.

Cambiarán los latidos

las promesas en la piel

los horarios en las playas

y las cosechas, acaso, serán anunciadas

en nuestros teléfonos, siete días antes

que empiece la nueva inundación.

Pero conservaremos las mismas palabras

y el mismo misterio

para nombrar al amor

y dejar surcos en la tierra.

Jorge Palma
(Montevideo. Uruguay, 1961)

Poeta, narrador, periodista y divulgador. Ha publicado seis libros de poesía. Entre el viento y la sombra, 1989. El Olvido, 1990. La Vía láctea, 2006. Diarios del cielo, 2006. Lugar de las utopías, 2007. La voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas, 2018. El testamento de las mariposas, 2020. Entonces noviembre, 2022. Papeles invisibles a la luz de la luna, 2022. Sólo vine a mostrarte cómo late el corazón de un pájaro, 2023. En el nombre del Padre, 2023. Narrativa: Paraísos artificiales, 1990 (cuentos). Su poesía ha sido publicada en varias revistas latinoamericanas y de otros países del mundo. Letralia (Venezuela). UNAM (Mexico). Akzente (Alemania). Wasafiri (Inglaterra). Actualmente es coordinador para Uruguay de la revista Caravansary (Colombia). Su poesía está traducida al inglés, francés, italiano, árabe, rumano, macedonio, húngaro, griego y alemán. Ha participado en diversos festivales internacionales de poesía como los de La Habana (Cuba). Struga Poetry Evenings (Macedonia). Granada (Nicaragua). Africa Poetry (Durban/Sudafrica). Trois-Rivieres (Canada). Ciudad de los anillos (Santa Cruz de la Sierra/Bolivia). Wine & Poetry , Colchagua (Chile). II Coloquio de Literatura Latinoamericana, Universidad de Tumbes (Perú). II Feria Internacional del libro de Hondura, Tegucigalpa.
*Accésit Premio Pilar Fernández Labrador, 2022. Salamanca, España.
*III Premio Rey David de poesía Bíblica Iberoamericana, 2023. Salamanca, España.

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