El que sueña me despierta

El reconocido poeta surrealista colombiano Raúl Henao nos comparte, en exclusiva para El Escarabajo, una breve selección de su vasta producción poética

Raúl Henao / Poeta y ensayista


EL SUEÑO Y LA PALABRA

Espejo cuyo reverso me habla
oscuramente.
Sombra de cada uno de mis actos
que al calcarme
me multiplica en otro tiempo
o espacio.
Calladamente obedeces
a esa simetría ineludible
que llaman destino,
a ese concierto cuyo director
de orquesta
asoma en el entreacto,
pero que elude mi encuentro
y me contradice para afirmarme
en la certeza de mi sueño.

El que sueña me despierta,
el que despierta
me sueña,
pero de otro modo,
siempre de otro modo.
Mi infierno es su paraíso,
mi cordura, su locura.

***


LA FIDELIDAD

La lluvia repica como un teléfono
descolgado
en la soledad del apartamento.

Al fondo del corredor, escucho caminar
un reloj inmemorial de blanda indiferencia.
Sordas paredes del inquilinato
con las que sin embargo se termina
por hablar a solas,
hablar con los propios pasos
en el rellano vacío de un minuto
o una semana, de un año o un siglo.

Fiel compañía del corazón –compañía
de la propia muerte-
que jamás te engaña como la memoria
o el amor; como el pensamiento mismo
que es mar o mujer, nebulosa o glaciar.
Sé fiel -me digo- a la soledad de los pasos,
al latido del corazón, a la propia muerte.

***


LA VEJEZ

Al repicar de las horas transcurre la vida.
Pero el ensueño responde a diario
por esa estrella de hojalata,
por el lucero a deshoras en la tarde.

Al invierno aconseja mejor la almohada
bajo la que ruedan las cuentas de vidrio
de un ábaco o el guante olvidado
que dejara la felicidad
en su última visita al valetudinario.

Antes de perder los tacones en el corredor
del hotel, donde se hospeda, temprana, la vejez.

***


FICCIÓN Y REALIDAD

Entre la ficción y la realidad el paisaje es
monje,
galeote del viento, un mar de vísceras y
humores,
nervios y huesos ¿reales o imaginarios?

Pero ¿es más real el relámpago
que el salto del agua, por fugitivo,
el pájaro que la tortuga,
por lenta en el tiempo?
Y qué es el tiempo sino esa baraja ilusoria
a la que se pierde y gana por igual.
Un arrume de fichas o carroña
(¿dinero o estiércol no es lo mismo
en los sueños?)
¿No despierto del sueño a la vigilia
como de una libélula a un peón de ajedrez?

Al soñar, al despertar, ¿dónde está la
ficción
que a la vez no esté la realidad?

***


EL VIAJERO Y SU SOMBRA

Igual que el pasado, el futuro prolonga su
sombra
en el tiempo presente.
Por eso el viajero persigue a la altura del horizonte,
solo la luz del sol, la dulce sucesión
de unos días apacibles iguales los unos a los otros
                 (áurea mediocridad)
donde todo concluye para empezar de nuevo:
eterno rondar de la presencia y la ausencia,
el ser y el parecer, la sustancia y el accidente.

Camina entonces, en ese orden de ideas, por el justo medio
                  (precepto de los antiguos)
y no vuelvas atrás a menos que busques
perderte
 en los minutos de arena
que separan el sueño y la realidad.
Recuerda que la paz es una dádiva incierta
que te concede la guerra,
recomenzando cada mañana, en la
oscuridad del vecindario.

***


EL AMANTE

A mi lado en el sueño, en un recodo
de la siesta, al mediodía,
encuentro a ese amante escondido
y un poco ridículo,
que me acompañara en todas mis citas
amorosas o sentimentales
a lo largo de mi vida,
y al que no había vuelto a hallar
desde que me recluyera
en lo apartado de este piso suburbano,
que desmejora, por momentos,
un vecindario ruidoso, y en la esquina
un taller de automotores.

Veo al amante recostado en el sofá,
bajo al espejo ovalado de la pared,
fuma  distraído un cigarrillo aromático
y me mira de soslayo mientras escribo
estas letras que en secreto
hablan de él.
Pone en el tocadiscos la música
de un tango o un bolero
y con voz cansada me recuerda
alguna cita del pasado,
una cita con la ausencia y la soledad
en algún bar o café ya inexistentes,
que me dejara un regusto amargo
y doloroso.

La siesta, termina por abandonarme
en la penumbra del piso de alquiler.
El amante se ha marchado en silencio,
y al despertar encuentro sólo a Dios…
es decir, mi nada, mi propio espejo.

***


EL CIRCO

El aire matutino arrastra por la bocacalle las presagiosas letras desprendidas de los periódicos. El verso del adiposo bardo de moda en la tertulia. Vuelan las cometas decembrinas sobre los tejados ataviadas con el blanco organdí de las muchachas casaderas del pueblo. 

El circo anuncia su función de la tarde y el público acude a mirar la jaula donde yo mismo dormito buena parte del día.

Me señalan como a una fiera enjaulada y un gramático calvo como un avestruz, salpicado de tinta china, director encastillado y bulímico en una biblioteca de provincia, se presenta delante de mi vista, intentando enseñarme el habla del loro y el perro amaestrado, que sólo ladra en homenaje del amo.

***


PENSAMIENTO MUSICAL

¡ La  lluvia  fina, puerta  del  paraíso !  Hasta la rama seca de mi corazón florece. Mi pensamiento es un campo de viñas y rosas.

El griterío de las piedras del camino no consigue disipar esa visión amada, que escapa del negro abrigo del invierno a la luz perfumada del sol.

Por un instante, sólo un instante, la sombra se enlaza al cuerpo del amor. Se confunde la noche y el día. Cesa de girar la veleta de la fortuna.

¿Qué pájaro secreto canta en el jardín? Se desgrana esa música de mil flautas calladamente a la madrugada.


EL MAR VOLUPTUOSO

El horizonte se prolonga en  la distancia canicular y polvorienta de la bahía, que a vuelo de pájaro  semeja  el costillar de una res muerta.

Es el  país de  la tórtola  y  el murciélago, donde el  día  y  la  noche se  confunden en  las  habitaciones desnudas de los hoteles o en  los  charcos de lluvia  que  las tardes dejan a su paso en la playa.

El   mar  recupera  luego esa   gargantilla de  perlas  abandonada a  lo largo  de  la costa como un cuello nacarado de  mujer… Al  que, poco a  poco, cubre  la  marea  de sus besos.

***


LA REPETICIÓN

Nada tan melancólicos como los viejos barrios del centro de la ciudad, donde al mediodía suelen pasear fantasmas más elusivos y sombríos que aquellos que se pasean a la medianoche.

En esos vecindarios desdibujados por el tiempo, no queda asomo de la risa de los niños y escuchamos, en cambio, el eco de nuestros pasos, rondando los lugares visitados en el pasado… Como si en ellos se nos hubiera perdido algo indefinible que nunca hemos vuelto a encontrar.

Si nuestra identidad personal la define la imagen de nosotros mismos que reflejan las vitrinas callejeras, se explica que, volviéndoles la espalda, queramos caminar hacia ninguna parte y sin rostro alguno…A falta de tener el valor de romper el cristal de un puñetazo o una pedrada.


EL MAZO DE CARTAS

Tener como destino los caprichos de la fortuna, con el As de la locura al lado derecho y un irresoluto rey de copas al izquierdo y luego intentar franquear ese círculo vicioso que separa los celos del amor…que es como navegar a vela en un mar borrascoso, o permanecer, semana a semana, en sus aguas quietas sin viento a popa o a proa que nos acerque a la orilla.

En fin, en el mazo de cartas, la solución a la trama de la propia vida parece tenerla no las tres hilanderas, sino el ermitaño de la lámpara o el mismo diablo hermafrodita que en el pasado nos acompañara en los lances del amor y el desamor. Mientras pasamos las noches en blanco en el cuarto de un hotel suburbano, esperando el amanecer que no llega o siempre nos llega tarde.

***


LA COMEDIA

Hay entreactos en la penumbra de aquella comedia teatral en la que fuimos Fausto o Don Juan, donde al bajar el telón nos queda solo la certeza de que debemos  abandonar la escena representada sin que el conocimiento o el amor  nos otorguen finalmente la gracia de recobrar la juventud perdida años atrás.

Y es al encenderse las luces del pasillo que a pesar del desaliento y la desilusión debemos formular nuestro tercer deseo, y escapar del edificio ruinoso del drama personal a la intemperie de las calles citadinas…

Donde en las tardes parece escucharse todavía el eco de los pasos y las voces de la multitud, pero en las noches se pasea la luna y en las mañanas el sol.


CERRANDO EL CÍRCULO

                     “La noche por doquier, esto me satisface y casi expreso mi
satisfacción estirando los brazos como si bostezara
                                                                              (Braulio Arenas)                                                                                                                                                                                                                  

  ¡Amores de invierno efímeros como la flor del cacto o frágiles como la semilla del diente de león! Pero lo vasto de la comarca alrededor, señala que debemos reanudar el camino, al modo que se enhebra el hilo en el ojo de la aguja, ya que no nos retuvo en su cubil el canto de las sirenas o los encantos de la Circe lugareña.

Aunque no contemos con el sello de aprobación del guardafronteras, debemos sortear esos muros aledaños y adentrarnos en el país vecino, donde cosecharemos quizás el grano que antes no pudimos separar de la paja de nuestros actos descuidados o negligentes.

Pasaron los años de andanza juvenil, pero debemos mantener la espalda enhiesta, como si la suerte nos hubiera favorecido y no mirar atrás, ni siquiera para celebrar los obstáculos que hemos allanado y excedido.

Para bien o mal hay que cerrar el círculo alrededor, un círculo que ha sido también el blanco de nuestras flechas. El horizonte se levanta delante como la gradería de un coliseo o teatro al aire libre, y aunque no escuchemos los aplausos a la comedia representada, no nos reprochemos lo incautos que fuimos o la insuficiencia de nuestra sabiduría mundana.

Para Darío Restrepo          

Raúl Henao. (Cali, 1944). Poeta y ensayista. Ha vivido en EE.UU. Venezuela y México. Escribe, básicamente, en periódicos, revistas y catálogos de exposiciones, que a través del mundo moderno mantienen vigente el legado poético y libertario del surrealismo. Tiene diecisiete libros publicados, entre ellos:   Combate del Carnaval y la Cuaresma ( Editorial Gamma, Medellìn, 1973)  El Dado Virgen. Editorial Fundarte.  Caracas.Venezuela,1980)  Sol Negro (Editorial Lealòn. (Medellin, 1985) El Partido del Diablo / Poesìa y Crìtica  (Editorial Lealòn. Medellin,1989), La Doble Estrella, El Surrealismo en Iberoamerica. (Ensayos, El Oso Hormiguero Editor. Medellin. 2008.) La Llave Oculta / Prosas Poèticas (Todogràficas, Medellin.1920)  La Reinvenciòn del Amor / Poemas Erotico-Amorosos. (AP Editores. Medellìn.2021)  Sus poemas han sido traducidos parcialmente al inglès, francés, portuguès, italiano, alemán, polaco, holandès, sueco, chino y japonès.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.