En el especial editorial de El Escarabajo dedicado a Salarrué, se profundiza en la preservación de su legado cultural. El Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI) resguarda valiosos archivos literarios, artísticos y personales del autor, posicionándose como un referente en la memoria histórica salvadoreña
Claudia Meyer | poeta y narradora, investigadora y docente
En el contexto del especial editorial de El Escarabajo dedicado al escritor salvadoreño Salarrué, nos interesó explorar sobre la preservación de su legado dentro de instituciones culturales clave en El Salvador. Entre estas destaca el Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI), reconocido por su labor en la gestión del patrimonio histórico y cultural del país. Fundado en 1996, el MUPI se ha consolidado como una institución especializada en la conservación, catalogación y difusión de documentos, fotografías, películas y archivos para la memoria histórica, la identidad cultural y el análisis de los procesos sociales que han configurado la nación salvadoreña.
Carlos Henríquez Consalvi, conocido como Santiago, es el director y fundador del MUPI. De origen venezolano y con una trayectoria vinculada estrechamente a la historia contemporánea de El Salvador, su participación fue decisiva durante los años del conflicto armado, tanto en su papel como periodista de Radio Venceremos, desde donde documentó la guerra civil, como en su posterior contribución al rescate de la memoria histórica. Su compromiso ha configurado al MUPI como un referente en el ámbito cultural, educativo y de investigación, contribuyendo al acceso y valoración del patrimonio intangible y documental del país.
Dentro de los fondos más significativos que custodia el MUPI se encuentra el archivo de Salarrué, figura fundamental de la literatura y las artes visuales del siglo XX en El Salvador. La obra de Salarrué, tanto literaria (con títulos emblemáticos como Cuentos de cipotes) como pictórica, constituye un universo estético que amalgama elementos espirituales, fantásticos y populares, proyectando una visión única de la cosmovisión salvadoreña.
En esta entrevista, Carlos Henríquez Consalvi detalla los desafíos técnicos y metodológicos del proceso de recuperación y conservación del archivo de Salarrué. Asimismo, analiza cómo estos aspectos han sido retomados por las nuevas generaciones en proyectos académicos y exposiciones que buscan revalorizar y actualizar su legado.
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Claudia Meyer (CM): de entrada, comentarnos por favor ¿cuál es el origen del archivo Salarrué y cómo se ha recopilado lo que está en el MUPI?
Carlos Henríquez Consalvi (CHC): vos sabes que desde cuando se firman los Acuerdos de Paz, el museo, años después, aparece públicamente. Las primeras colecciones tienen que ver con la historia política y social del país. Ese fue como el origen de nuestros acervos. Pero sentimos que la sociedad nos hizo una pregunta: ¿y que qué pasa con los archivos y los acervos relacionados con la historia cultural de El Salvador?
Y esta pregunta se dio a partir de que empezaron a tocarnos las puertas los familiares de Roque Dalton, de Matilde Elena López, a entregarnos materiales, a entregarnos acervos que tenían que ver con esta otra parte importantísima, que es la parte de la historia cultural. En un país donde históricamente el Estado no ha sido con sus archivos muy cuidadoso, se estaban perdiendo una cantidad de archivos, y en ese contexto de preocupación ciudadana por la memoria cultural del país, se acercan sobre todo familias relacionadas con escritores y escritoras. En ese contexto, Ricardo Aguilar Humano, se aproxima al museo y en el 2013 firma mediante un acuerdo de donación, ante un notario, la donación de este archivo personal que, para nosotros, es un archivo de los más importantes de la historia cultural del país por ser de quién es, el artista más importante del siglo XX y no sabemos por cuántos siglos más lo será.
También se resguardan registros sonoros grabados por Salarrué y su familia, composiciones musicales, material audiovisual como entrevistas a las hijas de Salarrué. Personalmente yo fui a Nueva York con Ricardo Aguilar y filmé una entrevista a una de las hijas de Salarrué, Olga.
El archivo está compuesto por diferentes series: artículos, cuentos, poemas, novelas, producción musical, correspondencia, archivos contables, documentos legales, folletería, fototeca, recortes de periódicos, acervos pictográficos, archivos sonoros y objetos personales. ¿Qué hemos hecho con todo esto? Bueno, una de las preocupaciones fundamentales fue que esto todo, esta colección, fuera parte de Memoria del mundo. Lo intentamos una vez, ante el registro Memoria del mundo de América Latina y el Caribe de la UNESCO y no logramos inscribirlo. Logramos que, en Mar de Plata en la reunión de este registro de Memoria del mundo, de América Latina y el Caribe, el legado de Salarrué fuera inscrito. Esto quiere decir que la UNESCO considera que la importancia regional de la obra de Salarrué merecía esto. Esto es un proceso largo y complicado.
Con esto hemos hechos muchísimas exposiciones, una exposición llamada Salarrué en Nueva York, otra que se llamaba Los mundos de Salarrué, otra que se llamaba El legado de Salarrué. Hemos hecho publicaciones, la revista Trasmallo dedicada a la obra de Salarrué. Hemos cumplido un sueño de los amantes: Salarrué tuvo un gran amor en Nueva York. Esta relación amorosa producía cartas casi todos los días, aunque vivían cerquita en la misma zona de Nueva York y New Hampshire, se escribían por correo. En una de las cartas aparece una de ellas que uno de los amantes le dice al otro qué bonito fuera que otros amantes o todos los enamorados leyeran nuestos poemas de amor, y el otro le responde me lo imagino como un libro azul con una fuente en la portada. Y nosotros le cumplimos el sueño y con Janet Gold hicimos Sagatara mío.
Hemos hecho Cuentos de cipotes llevados a la animación. Las exposiciones han recorrido todo el país, departamentos, escuelas, iglesias; en este concepto de museo sin paredes del MUPI, donde tratamos de buscar el público y no que el público solamente tenga que venir a nuestro local.
Se ha catalogado, se ha digitalizado, y todo esto está abierto, irrestrictamente, a la investigación. Con esto se han hecho decenas de artículos periodísticos, La manzana azul que es un documental, hemos hecho una biografía en audiovisual, se han hecho tesis de grado, muchísimas tesis de grado en Holanda, en Estados Unidos, en Suecia. Nuestro próximo sueño es hacer una nueva exposición que va a remplazar la que está ahora, que es la exposición La verdad es tan increíble. Y nuestra próxima exposición se va a llamar Salarrué íntimo, donde vamos a recrear la habitación de Salarrué: donde vamos a poner su cama, su mesa de noche, sus pantuflas, su cepillo de dientes, su cepillo de pelo y en las paredes cartas íntimas, grandes textos. Este es el sueño próximo, que es un desafío museográfico ya que nuestros espacios son muy limitados.
CM: al respecto del mantenimiento de todo este gran legado ¿qué retos le representa al museo al ser garantes y resguardar toda esta memoria y toda esta documentación?
CHC: tenemos personal, es muy poco para la cantidad de archivos que tenemos, que son archivos en miles de horas de video, de audio. Pero dentro de nuestros esfuerzos como una iniciativa ciudadana que es independiente, que no tiene apoyo del Estado, hemos hecho todos los esfuerzos para que los materiales, los documentos estén en cajas antiácidas, resguardadas con aire acondicionado, con deshumidificador, catalogados, clasificados, y bueno, ahí están en buen estado dentro de lo que se puede hacer.
CM: ¿cuáles son los procedimientos para acceder a este material si alguien está haciendo una tesis, una investigación…?
CHC: hay una comunicación, de cualquier tipo, se remite a la coordinadora del archivo y se fija una fecha. Pero antes de esto se le envía el catálogo, para que el investigador o la investigadora vea qué es lo que le interesa y no pierda el tiempo y venga ya con el listado y el número de lugar donde se encuentra. Si vive fuera, se lo mandamos digitalmente.
CM: ¿hay costos asociados estipulados por el museo?
CHC: para los investigadores que vienen si hay un costo mínimo, muy bajo, por acceder; casi nunca cobramos. Hay investigadores que tienen posibilidades y le dicen a la universidad, miren denle al museo una contribución.
Una de las partes más importantes del archivo de Salarrué, no es Salarrué, son las mujeres Salarrué: Olga, Aída y Maya, y Zelie. De ella tenemos sus obras de artes, sus muñecas, sus dibujos infantiles. Y antes de morir, Olga, recuerdo que me agarró la mano y me dijo, Santiago le agradezco mucho lo que está haciendo mi padre, pero no olviden a mi madre que fue una gran mujer: hay que sacarla de la oscuridad. Y en ese sentido fue que nosotros hicimos la exposición Las gracias de dar las gracias, hemos hecho exposiciones sobre Maya, tenemos 17 hermosas acuarelas de Maya en su estilo naif, y las cartas de Zelie que son espectaculares para conocer la parte íntima de Salarrué; en ellas le dice, este mes no tenemos para pagar el gas, o tal cosa, sabes que te amo desde siempre, no me importa lo que estés haciendo por allá, yo te sigo amando… Y todo esto lo que nos configura es, alguien lo dijo ya, El gigante desconocido: desconocemos mucho, conocemos una novela, Cuentos de barro, Cuentos de cipote, pero hay todavía muchísimo que explorar, como filósofo, como pensador, como educador, como poeta, como músico.
CM: retomando la figura de El gigante desconocido, alguien que se acercara por primera vez, pensemos en un joven de un centro escolar, un adolescente, ¿habría una ruta que recomendarle sobre cómo abordar a Salarrué?
CHC: siempre hacemos talleres, talleres dedicados a jóvenes con la idea de promover liderazgos juveniles en el campo de la memoria. Y hemos tenido a Salarrué como ejemplo ético y moral; los jóvenes hacen dibujos, hacen composiciones sobre Salarrué. Lo que hacemos nosotros es ponerle frente a él, las actitudes éticas y morales que tuvo Salarrué frente al tema de la educación, tiene muchos escritos en Patria, en el periódico, y tiene ideas tan locas y tan importantes como que necesitamos el tren de la salud, que es un tren que va por ruta con médicos y enfermeras haciendo campañas de salud. Y así hay miles de aristas donde nos damos cuenta del tipo de calibre de Salarrué como ejemplo de ciudadano, con sus luces y sus sombras como todos los humanos.
CM: de todo este archivo ¿hay algo que lo conmueva más, personalmente, que disfrute más?
CHC: las cartas, uno escucha la voz de Salarrué, de sus manuscritos. La biblioteca, cada vez que me meto lo gozo porque encuentro papelitos de Salarrué, recibos de la luz, fotos… y es una caja de sorpresas porque es muy grande y como tenemos tantos archivos. Tenemos una sola persona en el archivo documental apoyada por cinco estudiantes de horas sociales. Y en el archivo audiovisual hay una sola persona apoyada por horas sociales. En el museo somos 17 personas, pero uno diría puya son muchos, pero tienen que atender gente, conservar, limpiar, hacer libros, hacer películas, hacer audiovisuales, somos muy salvadoreños, hácelo todo.
CM: para ir cerrando, por favor me gustaría una reflexión final dirigida a quienes nunca han venido a consultar, a enterarse quién es Salarrué según los documentos que están aquí en el MUPI.
CHC: el mensaje que damos a los maestros, a los padres de familia, es que traigan a los jóvenes, porque yo creo que una de las partes más importante de todos estos esfuerzos, es el fortalecimiento de nuestras identidades. A través de Salarrué, de Roque, de Prudencia Ayala, creemos que se fortalece la identidad. Vos no cuidás un país que no querés. Es importante todos estos conocimientos, de historia, de personajes… importante y valioso.
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- Museo de la Palabra y la Imagen: https://museo.com.sv/
- Biografía de Salvador Salazar Arrué (Salarrué): https://archivomesoamericano.org/media_objects/4f16c282r
- Colecciones “Salarrué”: https://museo.com.sv/2022/03/salarrue/
- El Cuento del Gato Sepultura y la Picandinga (dibujos animados): https://archivomesoamericano.org/media_objects/8910jt584
CLAUDIA RENEÉ MEYER. Máster en Gestión Estratégica de la Comunicación y Mercadóloga. Es Gran Maestre en poesía (Secretaria de Cultura de El Salvador, 2011); jurado en las convocatorias de Juegos Florales del Ministerio de Cultura (2015-2018); y prejurado local y jurado del Premio Hispanoamericano de Poesía de la Alcaldía de San Salvador (2017, 2019). Autora del poemario Estación del frío (Índole Editores, 2015; 2021). Su obra poética y narrativa corta ha sido publicada en antologías nacionales y extranjeras. Ha escrito para las revistas: Disruptiva, Factum y ESCultural. Trabaja como coordinadora de UFG Editores, es miembro de la Asociación Salvadoreña de Cine y Televisión y parte del Consejo Editorial de la revista El Escarabajo.
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