El narrador salvadoreño Ricardo Hernández Pereira nos comparte su reseña sobre Motivos breves (La Chifurnia, 2024), libro de fábulas que Salarrué anunció como su ópera prima, y que fue finalmente publicado un siglo después
Ricardo Hernández Pereira | Docente y escritor
La publicación de Motivos breves (La Chifurnia, 2024) es el resultado de una acuciosa investigación del académico e investigador Carlos Cañas Dinarte, acerca del origen de la fábula en El Salvador y, en consecuencia, sobre los textos que hubiesen formado parte de la primera publicación del escritor sonsonateco Salvador Salazar Arrué, bajo el título de Claves.
Este libro, que contiene 44 minificciones que van desde las 11 palabras (El gusano) hasta las 419 (El ángel), pertenecen, como apunta Dinarte en su estudio preliminar, a la tradición fabulesca del microrrelato: «textos que oscilan entre la fábula esópica y la parábola mística […] que combinan la reflexión filosófica y el aforismo mediante las intervenciones de plantas, animales, objetos inanimados y sentimientos humanos». Los textos, como señala Dinarte, poseen un carácter místico que, pese a su brevedad, se asemejan a tosqueras insondables que invitan a correr el velo de las pasiones humanas para mostrarnos, al final, una verdad esencial.
En ese sentido, Motivos breves bebe del entusiasmo místico salarrueriano presente también en obras como El señor de la burbuja (1927), O-Yarkandal (1929), Remotando el Uluán (1940), Catleya Luna (1974), entre otras. En este compendio, colmado de símbolos y alegorías, el autor propone un movimiento de máscaras, de impulsos, de vanidades y percepciones vanas, con el fin de asomarnos, mediante la reflexión y la intuición, al verdadero sentido de las cosas.
Una constante en esta joyería breve es la imposibilidad de distinguir la realidad de las apariencias, como es el caso en La cuartilla y la pluma, que invita a preguntarnos sobre el verdadero valor y fin de nuestra existencia; o lo expresado también en La gota de mar, El espejismo y La visión áurea, que cuestionan la facilidad de deslumbrarnos ante una realidad superflua, es decir, ante un reflejo que no se alcanza a descifrar debido a la limitante de una conciencia estrecha. Los impulsos, deseos, emociones y pasiones humanas, por otra parte, se nos muestran como origen del dolor en fábulas como El rosal, El girasol y La flor del amor, que poseen un fuerte componente de ironía —la mayor parte del material gira en ese sentido—, al igual que los textos El tronco inútil y La aurora, que simbolizan, a mi modo de ver, el egoísmo y la vanidad, respectivamente.
Se me ocurre que en estas prosas, o «saetas de meditación», como las llamó en su momento Hugo Lindo, se advierten los primeros visos de Eur-Alas Sagatara, último descendiente del Xuatarakali, quien nos señala la realidad de un mundo mucho más alto, pleno, noble y hermoso, y que nos invita a comprender que somos parte de una resonancia que el propio autor denominó en su prefacio de O-Yarkandal como «la sinfonía de la expresión numinosa […] una cuerda en el arpa de la perfecta expresión».
Enhorabuena por esta publicación que honra el trabajo menos conocido de Salarrué, un gigante que deberíamos leer y promover hasta el cansancio, no sólo por su vertiente costumbrista, sino por su faceta menos conocida: la mística.
RICARDO HERNÁNDEZ PEREIRA (El Salvador, 1985). Editor, narrador y docente. Perteneció al taller literario de La Casa del Escritor que dirigió Rafael Menjívar Ochoa. Sus relatos aparecen en Memorias de La Casa: 12 narradores (Índole, San Salvador, 2012); Tierra breve: antología centroamericana de minificción(Centroamericana, San Salvador, 2018); en la revista Cultura 122 (DPI, 2017); Voces desde el encierro: antología de cuento latinoamericano (Editorial X, Guatemala, 2020). Fundó Pantógrafo Editores. Es autor de Soft Machine(Índole, 2021) y ganador del IV Premio Nacional de Literatura ‘José María Méndez’ en la rama de Cuento con Los lugares que abandonamos (Editorial Universitaria, 2024). Creador del podcast literario BibliófilosSV.
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